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jueves, 8 de marzo de 2012

EN CONMEMRACIÓN AL DÍA INTERNACIONAL DE LA MUJER TRABAJADORA.

¡8 de marzo Día Internacional de la Mujer! Felicidades a todas.

Por: Lic. Laura Lucia Cachay Oyarce.      

A lo largo de la historia de nuestra humanidad se han desarrollado diversas luchas sociales por la reivindicación de los derechos humanos; luchas en las que la participación y el liderazgo femenino ha sido preponderante. Sin embargo, su labor ha sido invisibilizada y hasta menospreciada, no sólo su lucha social y muchas veces política, sino también la que se nos asignó como "roles de la mujer" dentro de la sociedad; lo cual demuestra que nada o muy poco se ha avanzado en cuanto a la inclusión, la igualdad de oportunidades y la no discriminación, actitudes que son dirigidas y fortalecidas por el sistema capitalista y neoliberal que impera en nuestra sociedad.

La mujer, históricamente y hasta nuestros días, intenta desde su ámbito una inserción en la sociedad, en áreas de actividad productiva, social, cultural y política, algunas llevadas por su afán de superarse y otras por esta macroeconomía globalizada que las llevó a tener que salir a la calle para sacar adelante, a la par del hombre, su hogar; pero muchas veces con una actuación aislada, sin conciencia de género ni de clase, ya que el sistema actual atomiza y desarticula la organización popular, y más aún la del género femenino; pues es más vulnerable y manipulable por la macro estructura ideológica dominante y por la estructura patriarcal de nuestra sociedad; por este motivo no es raro encontrar una serie de dificultades en el tema organizativo y de funcionalidad de la masa femenina, fortalecido por la marginación y exclusión histórica que han vivido las mujeres.

Es indudable que la mujer ha ido conquistando, por derecho propio, con afán, heroísmo, coraje y mucho esfuerzo, espacios y posiciones cada vez más destacadas en la humanidad, poniendo al servicio de la sociedad su capacidad en el cumplimiento responsable de diversas actividades, sin dejar de lado su rol de madre y ama de casa. Lo cual demuestra nuestra doble explotación, por el hecho de ser mujer y por el hecho de ser parte de la gran mayoría de peruanos, es decir pertenecientes a la clase pobre de nuestro país; por eso, nos corresponde una doble tarea en la organización popular, la cual hemos asumido a lo largo de la historia, y es nuestro compromiso, seguir asumiéndola con responsabilidad y coraje, como mujeres dueñas de nuestro destino, con poder de decisión y como sujetos del cambio.

Estamos sumergidos en un fuerte contexto de crisis mundial; esto usualmente trae consigo la instauración inhumana del fenómeno de la discriminación. Lo ideal, en estas circunstancias, es luchar por la erradicación de la crisis y por ende de la profundización de las desigualdades, en el marco de la instauración de un nuevo sistema inclusivo y con justicia social. Entonces debemos entender que la lucha por los derechos de la mujer, no es sólo una lucha de género, sino que es una lucha de mujeres y hombres por la libertad y la igualdad de las personas, concientizando, sensibilizando, haciendo tomar conciencia a la población e induciendo a la misma a modificar tradiciones y actitudes hondamente enraizadas que prolongan la discriminación, fortalecidas por el neoliberalismo que domina nuestro país.

El modo en que la sociedad sistematiza, dispone y enfoca las relaciones entre varones y mujeres, es algo que nos afecta a todos, tanto por sus consecuencias socioeconómicas como en nuestra vida personal. Por lo tanto, el lugar de la mujer, no es ni atrás, ni delante del hombre, sino a su par, creando un clima de camaradería, solidaridad y coexistencia que sólo se puede lograr en el contexto de una nueva sociedad justa, inclusiva y sin discriminación.

La celebración del día internacional de la mujer, no sólo es un acto ceremonial, sino que en su esencia se constituye en la lucha por la liberación efectiva de la mujer, cuyo origen se encuentra en el dinamismo y el papel revolucionario de las trabajadoras de todo el mundo y sobretodo de las entrañas socialistas y comunistas. Ya que finalmente la idea de liberación, emancipación y derechos, nació dentro del movimiento socialista mundial.

En ese sentido, es necesario recuperar el genuino significado del 8 de marzo, de afirmación de la lucha por la inclusión, la justicia social, la emancipación, la libertad efectiva, de celebración de las iniciativas y conquistas de las mujeres, de actualización de la agenda de lucha por la igualdad de oportunidades y por la construcción de una nueva sociedad.

Volver a los orígenes del ideal socialista de la mayoría de las mujeres que luchaban por un mundo sin explotación y opresión del hombre por el hombre y específicamente de la mujer por el hombre. Integrando todos los nuevos e importantísimos aspectos de la lucha de la liberación de la mujer, descubiertos con la evolución histórica de la humanidad del siglo XX, con sus raíces, como ya dijimos, socialistas.

Constituye entonces, una oportunidad para reflexionar y rendir homenaje a las mujeres luchadoras de nuestro país, aquellas que se organizan y luchan, junto a su pueblo, por sus reivindicaciones de género y de clase, que aportan día a día en la construcción de una patria nueva, que entregan su sabiduría y su trabajo para poder sobrevivir en esta sociedad discriminatoria y excluyente.

Un siglo ha pasado ya, desde que se fundó el Día Internacional de la Mujer Trabajadora, y la lucha continúa, porque como decía Vladimir Ilich Lenin: "La igualdad ante la ley todavía no es la igualdad frente a la vida nosotros esperamos que la obrera conquiste, no sólo la igualdad ante la ley, sino frente a la vida, frente al obrero", en consecuencia todas y todos debemos reafirmar nuestra voluntad de actuar para cambiar el modelo de desarrollo actual, responsable de la crisis que afecta a todo el planeta, y que tiene en la opresión de las mujeres una de sus bases de sustentación. Por eso debemos, desde el lugar y posición donde nos encontramos, impulsar y abrir espacios a la participación efectiva de la mujer, promover y desarrollar su conciencia social y de género, reconociendo su rol protagónico en todos los procesos de la sociedad y su capacidad de decisión por derecho propio. Asumiendo el lugar que nos corresponde, porque es de justicia: ¡Compartir la mitad del cielo, la mitad de la tierra y la mitad del poder!

De la revista El Labrador, mayo 2011.




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