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miércoles, 24 de octubre de 2012

Anécdotas: LOS DUENDES


Por Sachama.
Era muy niño Marden, cruzaba los 7 a 8 años de edad, tiempo en que en el Huauco, vivía juntamente con sus hermanitas y su adorada Madre. Marden era muy travieso, corría por las laderas, quebradas, desfiladeros y por todos los accidentes geográficos que ofrece la Naturaleza; unas veces silbando otras cantando; pero siempre alegre, porque el aire que respiraba, llenaba a sus sanos y jóvenes pulmones: invitándole a perseguir esas delicias de la tranquilidad espiritual que gozaba Marden; este agradecía al Todopoderoso, levantando los ojos al cielo y en su meditación la agradecía, por pasar momentos felices en su Huauco querido.

Uno de esos días, la mamá de Marden, le da las tareas, para que riegue un tablón de alfalfa, que estaba resentido por el mucho verano. Marden cumplidor de sus deberes, madruga a quebrar el agua, desde el molino de ño Rodolfo. Cuál sería su sorpresa, que cuando pasaba por la acequia grande y a la altura de su molino de ña Dina, Marden vio que en la puerta de éste, estaba parado un viejo, muy parecido al que hoy llamamos Papa Noel; era más o menos 5 a.m. Marden pensó un viejito y a estas horas y con un vestido fluorescente. Marden terminó de quebrar el agua y patitas, para que te quiero, corrió por la acequia grande, hasta la altura del rodadero de ña Jacoba y después de tranquilar a la acequia, bajó rápido, para recibir el agua, la que tenía que pasar por las propiedades de ño Leoncio y de ño Pancho, señores que no aguantaban pulgas.

El agua llegó hasta el tablón de la alfalfa propiedad de la familia de Marden; la tarea de regar terminó y a la vez, los minupampeños ya habían quebrado el agua. Terminó su faena Marden, se dirige a su hogar, tomó su desayuno, consistente en un mate de verde con su harina de cebada y en cuchara y cuchara en estos intervalos, les contaba a sus hermanas lo que había visto.

Marden salió a la calle a encontrarse con sus cumpas, a los que también les contó lo que le había sucedido. Los cumpas muy atentos escuchaban la narración de Marden. Uno de ellos le dijo: no habrás visto visiones él les contestó; lo abrí bien mis lagañosos y me di cuenta que era un duende. En el ruedo de amigos, Marden les dijo que no era la primera vez que le sucede.

Así el otro día, mi papá me mandó a dar agua a su mula en el río de ño Benjacho; la mula todos los días tomaba muy bien en ese lugar; pero ese día, no quería entrar a tomar, sino que encabritaba; Marden insistió y el mulo, presentaba más resistencia, a lo que Marden dio vuelta y al frente vio a un cojo con vestido brillante que entraba a pie la rueda del molino de ña Isolina.

Marden les dice a sus cumpas: ¿Qué opinan sobre estos pasajes?
Todos coincidimos que algún día la ciencia o alguna rama del saber humano lo explicará.

De libro Irikana.

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