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viernes, 26 de octubre de 2012

Personajes: PABLITO MONTOYA - SEÑOR PAZ


Las torcidas y angostas calles, las construcciones rústicas, el sauce vidrioso y los eucaliptos recios, los corazones duros y las mentes más lúcidas, todo Sucre llora a Pablito Montoya altísimo y dilecto espíritu que falleció el 17 de mayo del 2011.

Se fue un hombre entrañable, nos queda su ejemplo y el recuerdo de una persona generosa, dispuesto a dar la mano a quien lo necesitó, su sencillez inmaculada, su laboriosidad insuperable, su tranquilidad inquietante motivan la consternación de un pueblo entero.

De su voz amable, parecía musical, del brillo azul de su mirada nos priva la muerte.

Cada vez que muere un sucrense, en cualquier lugar que sea, a uno se le queda una tristeza, como si hubiera perdido a un familiar cercano y si se trata de un antiguo como Pablito, nos tamos quedando sin gigantes, huauqueños repetimos acongojados.

Pablo Montoya Sánchez nació el 28 de octubre de 1928, en la Villa del Huauco, hoy Sucre, sus padres fueron Tobías Montoya Sánchez, quien falleció en circunstancias no esclarecidas por las altas provincias, y la digna señora Margarita Sánchez, católica perseverante, dedicada a la oración, su madre fue una mujer centenaria que vivió consagrada a sus hijos y al recuerdo de su esposo, falleció en olor de santidad.

Fue el primer hijo de los esposos Montoya Sánchez, tuvo una hermana llamada Elia quien no conoció a su padre, pues él murió cuando aún estaba en el vientre de su madre.

Su niñez trascurrió en el regazo de su madre y jugueteando con sus amigos: Candelario, Tasho, Oscar, Sacramento entre otros. Su casa donde pasó toda su vida está ubicada en la Calle Cajamarca.

Desde muy niño se entregó al trabajo, aprendió con prontitud y facilidad el oficio de "albañil" convirtiéndose en maestro constructor, trabajó en la construcción del primer muro de piedra de la iglesia y muchas veredas de las calles de Sucre fueron obra del hábil maestro.

Joven unió su vida a la de una bella y buena mujer Doña Fredesbinda Collantes, hija de don Rufino Collantes, recordado por la fiesta de las cruces que solía ofrecer todos los años en su casa ubicada en el cerro de Lanchepata en donde se comía y bebía a discreción.

Con su esposa cuyo corazón magnánimo no cabe en una mano, vivió desde la aurora purpura de su juventud hasta los ponientes escarlata de su ancianidad. De esta unión nacieron sus hijos: Santos Margarita, Nelson, Tobías y Marilú, a quienes les trasmitió buenos ejemplos y nobles ideales, como arma para enfrentar la vida con éxito. Todos sus hijos son emprendedores empresarios en la ciudad de Lima.

Desde el 17 de mayo de aquel aciago año 2011, Pablito Montoya, el Señor Paz, duerme ya en el seno de su suelo amado, tierra por la que más de una vez perdió el sosiego, su tumba será sagrada mientras tanto los que lo conocimos, admiramos y hemos recibido los almíbares de su bondad recitamos lo que canto el poeta:

Sobre la tumba del último bardo sembremos el nardo, de nuestra admiración, y arrojemos rosas, rosas amorosas de nuestro corazón.



De la Revista Eco Sucrense, N° 7, mayo 2012.

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