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miércoles, 14 de noviembre de 2012

Autobiografía: LA ISLA DE SAN LORENZO


Por Nazario Chávez Aliaga.
En cuanto a la isla de San Lorenzo propiamente dicha, por vía de información y en mi calidad de Secretario de la Presidencia de la República, conocí de primera mano, el interesante Proyecto que presentó al Gobierno, el Dr. José Merino Reyna, ex Ministro de Estado en el Portafolio de Justicia y Culto, sobre la unión de la Isla de San Lorenzo con La Punta, mediante un Molón-Puente de cuatro kilómetros de longitud; así como el vasto plan de desarrollo de la isla; proyecto que por mi intermedio fue presentado al Gobierno.

El mencionado Proyecto consistía, no sólo en la unión de la Isla de San Lorenzo con La Punta, como acabamos de decir, sino en el aprovechamiento de las áreas de terreno para la implantación de complejos industriales, establecimientos de nuevas zonas portuarias, construcción de zonas urbanas, balnearios, centros de educación, arsenales, depósitos, campos deportivos, construcción y mejoramiento de obras portuarias, refinerías y otras relacionadas con el litoral de La Punta.

El costo total de las obras así descritas, ascendían a DOSCIENTOS CINCUENTA MILLONES DE SOLES. De haber realizado este ambicioso Proyecto, habría quedado eliminado de hecho el problema carcelario del Frontón, que continúa siendo una vergüenza para el país.

Y es que el Dr. José Merino Reyna, distinguido abogado del Foro Peruano, ex Ministro de Justicia y Culto, durante el Segundo Período del Gobierno del Dr. Manuel Prado, sabe que la Libertad y Justicia, son inseparables en su naturaleza y en su esencia y que ambas son substancias vitales, esenciales al organismo humano. Sabe, además, que la gran tragedia de la vida, las grandes convulsiones sociales, políticas y económicas, surgen del estallido de una justicia pasada contra una justicia nueva. De la tremenda lucha de esas dos fuerzas antagónicas, depende el problema de la libertad, es decir el problema de la justicia. También sabe, que la justicia no está aprisionada como una mariposa entre las páginas de los códigos, yertos y fríos, ni mucho menos, entre las diversas y elásticas formas de la Ley. Ella es producto del ambiente, del medio social, de la realidad circundante en que vive el hombre ó grupos de hombres. Por eso, se ha dicho con razón, que las costumbres son leyes imperativas permanentes, porque son la expresión genuina de la realidad social.

De otro lado, el Dr. Merino Reyna, conoce que en todos los ciclos de la Historia se ha condenado el nuevo orden y se ha deprimido el viejo desorden, es decir, tensiones de sensibilidad de las nuevas y de las caducas generaciones. Asimismo conoce que no existe mayor grandeza espiritual que la venganza contra los usurpadores que han organizado la justicia para ejercer el celestinaje del destino de los pueblos. Sabe por demás, que la historia no es un producto de intrigas; que ella es inexorable, por lo mismo que constituyen hechos fríos del acontecer en el tiempo; y si el hombre se somete a ella, es en cierto modo, porque antes, ella se encarnó en él.

El hombre es histórico desde el momento en que cumple una función, que él se impuso por sí y ante sí voluntaria y conscientemente, creando la más alta responsabilidad que lo convierte en hombre superior. De allí que libertad política, social, económica y religiosa, sea la justicia en función de la historia.

Tomado de Autobiografía.

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