Muy cerca del director de la orquesta,
dándole la espalda al público se encontraba el compositor, de figura
baja y rechoncha con una gran melena y vestido con un frac verde. Cuando
la Sinfonía finalizó, el público que llenaba la sala hizo una gran
ovación pocas veces escuchada en dicho teatro; los aplausos eran
atronadores y los bravos aclamaban no sólo al director, a los músicos y a
los cantantes por su extraordinaria interpretación, sino que, además,
rendían tributo al genial compositor de la obra.
La ovación se prolongaba pero el
compositor que daba la espalda al público, hojeaba todavía la partitura y
parecía estar ausente de la finalización de la obra. Entonces, la
contralto Caroline Ungher, lo tomó del brazo y lo volvió hacía el
público y pudiera apreciar la grandiosa ovación que el público le
brindaba por su maravillosa creación.
Entonces, como los espectadores sabían
de la sordera del genial músico, comenzaron a agitar bufandas y pañuelos
blancos, para que él se diera cuenta de la euforia del público que de
este modo lo homenajeaba.
Ludwig supo entonces que había vencido.
La sordera le había privado en sus últimos 15 años del placer de
escuchar sus propias composiciones y las voces y los sonidos del mundo.
A continuación escuchemos una maravillosa interpretación de la Novena Sinfonía de Beethoven. 10.000 personas durante 20 minutos unen sus voces para lograr magistralmente la parte coral. Es una joya musical.
Tomado de Infinittonews
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