Hay un lugar muy
hermoso tras del abra de la Quintilla llamado "La Laguna". En ése
lugar el autor de éste suceso recibió un ágape tan suculento, que lo he
colocado en sitio preferente de mis recuerdos. El caso, sucedió de la siguiente
manera:
Un 16 de Mayo, después de haber recreado a mis sentidos con todo lo sucedido en las vísperas de la Fiesta en honor a nuestro patrón San Isidro Labrador. Cogí mis implementos y puse pies, para que te quiero, con dirección al mencionado lugar; mí idea era ir a tomar un sorbo de agua en el mismo ojo de la Quintilla. Comencé mi caminata lo primero que encontré es la cuesta de Rume Rume, cuando llegué a culminar la cuesta antes dicha y desde allí arrojé una piedra con dirección a la Poza Brava; al oír su chaldaj, recordé lo que hacíamos cuando niños con nuestras piruetas de bañistas. Seguí, y cuando estaba por los amarillos, oí el canto del Guicuco que salía de la quebrada que estaba con su velo de una neblina, propia de aquel lugar. Más arriba y pasando la Mala Muerte, sitio muy recordado, seguramente porque allí ha pasao algún hecho, de muy malos recuerdos; encontré a un par de esposos; pero de esos de mucho cuño, me refiero a la familia Villegas Chávez cuyo fundo era en el lugar denominado "La Laguna". La señora Justina Chávez, al verme me dijo: Ayer muéstrame tu majoma; tú eres su hijo de mi Juana Sánchez, hija de mi tío Manuel y de la Mamita Sacramento; entonces tú eres mi sobrino. Reconociéndonos como tales, entramos en confianza y dije, tía le ayudaré su quipe; no cholo eres lacra, o vas a poder, lo que decía era la pura verdad, porque el quipe era de esos que al más pintao, lo hace pujar; entonces me dirigí a ti Juan también me respondió con las mismas palabras, de él era una alforja, llenita de bote a bote. De todas maneras llegamos a la casa de mis tíos Juan Villegas y Justina Chávez. Desde lejos lo guagió a sus hijas, avisándoles que ya llegan. Cuando hicimos el arribo a la casa muy limpia y bien distribuida; las hijas un poco retrecheras al verme; de todas maneras se hicieron muy solícitas a lo que mi tía Justina me dijo, pasemos a la cocina para almorzar, de igual manera me dijo tío Juan.
Un 16 de Mayo, después de haber recreado a mis sentidos con todo lo sucedido en las vísperas de la Fiesta en honor a nuestro patrón San Isidro Labrador. Cogí mis implementos y puse pies, para que te quiero, con dirección al mencionado lugar; mí idea era ir a tomar un sorbo de agua en el mismo ojo de la Quintilla. Comencé mi caminata lo primero que encontré es la cuesta de Rume Rume, cuando llegué a culminar la cuesta antes dicha y desde allí arrojé una piedra con dirección a la Poza Brava; al oír su chaldaj, recordé lo que hacíamos cuando niños con nuestras piruetas de bañistas. Seguí, y cuando estaba por los amarillos, oí el canto del Guicuco que salía de la quebrada que estaba con su velo de una neblina, propia de aquel lugar. Más arriba y pasando la Mala Muerte, sitio muy recordado, seguramente porque allí ha pasao algún hecho, de muy malos recuerdos; encontré a un par de esposos; pero de esos de mucho cuño, me refiero a la familia Villegas Chávez cuyo fundo era en el lugar denominado "La Laguna". La señora Justina Chávez, al verme me dijo: Ayer muéstrame tu majoma; tú eres su hijo de mi Juana Sánchez, hija de mi tío Manuel y de la Mamita Sacramento; entonces tú eres mi sobrino. Reconociéndonos como tales, entramos en confianza y dije, tía le ayudaré su quipe; no cholo eres lacra, o vas a poder, lo que decía era la pura verdad, porque el quipe era de esos que al más pintao, lo hace pujar; entonces me dirigí a ti Juan también me respondió con las mismas palabras, de él era una alforja, llenita de bote a bote. De todas maneras llegamos a la casa de mis tíos Juan Villegas y Justina Chávez. Desde lejos lo guagió a sus hijas, avisándoles que ya llegan. Cuando hicimos el arribo a la casa muy limpia y bien distribuida; las hijas un poco retrecheras al verme; de todas maneras se hicieron muy solícitas a lo que mi tía Justina me dijo, pasemos a la cocina para almorzar, de igual manera me dijo tío Juan.
Entramos a la cocina,
me dieron un banco de maguey, me senté, cosa igual hicieron los componentes de
la familia Villegas Chávez y comenzamos el almuerzo.
Consistía en lo
siguiente: Al centro del redondel que habíamos hecho en el suelo, habían
colocado una batea de papas sapas raja-raja,
una batea mas chica con habas verdes y en otra batea del mismo tamaño unos
choclazos bien pilpaos, de a codo a
mano; también al lado de toda esta opípara comida estaba en un platito de
tierra Cajamarquino rocoto molido en batán puro y en otro un ají mezcla de Chriche con rocoto. Comenzamos a dar
trámite a todo esto; en eso una de mis primas me alcanza un plato hondo llenito
de arroz locoro apunto de parida con
una presa de costillas de coche. Vi en mi presencia ese agradable potaje y mi
saliva se llenó de contento; pero las papas arenosas lo secaban y el puñao de habas verdes también cumplían
su cometido. Terminé el plato de sopa, mi tía Justina me dice cholo te serviré
un poco más, me hice el itilingo y le
dije, tía ya estoy lleno, a lo que ella insistió en servirme otro plato en las
mismas condiciones, lo recibí y también le soné, combinado con sus papas, habas
y choclos. Terminamos el suculento, exquisito, sabroso, delicioso, nutritivo,
apetitoso y rico almuerzo; después de darles mil gracias; tomé dos tragos de
agua chirilla agarré mis pertrechos y
me despedí de todos y tomé el camino de regreso al Huauco. Cuando llegué,
estaban para el recibimiento: mi padre don José Chávez Díaz, don Teobaldo Chávez
amigo íntimo de mi padre, tío Mauro Sánchez, hermano de mi santa Madre, mi
primo Eduardo Zegarra y primo Doquicides Sánchez al que lo tratamos con mucho
cariño con el seudónimo de "Quishe".
Lo primero que hizo mi señor padre fue recriminarme, porque me han estado
buscando para almorzar. Terminada la tanda de reprimendas, salté a mi defensa y
les contesté a todos. Les apuesto que ninguno de Uds. han almorzado como yo;
porque hoy he recibido un Banquete y en "La
Laguna" pa que sepan. Pongo
como testigo de lo que les estoy diciendo a mi primo "Quishe" él me ha encontrado a las 11 a.m. más arriba de
los amarillos, si o no; es cierto, entonces que me dicen. Luego les conté
quienes han sido mis anfitriones y en que ha consistido el Banquete. Todos
tuvieron que pasar su saliva troj,
porque les di unas ganazas, que para
que les cuento.
Del libro Irikana.
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