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domingo, 6 de octubre de 2013

CELENDÍN: REPENSANDO SU SESQUICENTENARIO


Por: Tito Zegarra Marín
Probablemente, fueron motivos de peso que impidieron conmemorar los 150 años de vida que Celendín cumplió como provincia el 30 de septiembre del año próximo pasado. El principal: los luctuosos sucesos en torno a Conga y la ira colectiva generada, que no parecía menguar. Se optó entonces, por una calculada y sintomática moderación, en uno y otro lado y, la fecha histórica, transcurrió casi inadvertida.

Pasado un año y ya en otras condiciones, me permito hacer un somero análisis, a manera de balance, de la situación en que se encuentra al cumplir siglo y medio y un año más de su creación. La primera impresión es que Celendín, como nunca antes, está cambiando y continúa en ese camino. Pero, es un cambio que se concretiza y toma fuerza hace apenas tres años y, como lo dijimos en un artículo anterior (12-05-2012), son consecuencia, en gran parte, de esos hechos en torno a Conga que, de alguna forma, influyeron en el Gobierno Central para mirarnos desde otra óptica (interesada o no) y soltar dinero por un monto que bordea los 500 millones de soles para obras de infraestructura.

Entre estas obras destacan: asfaltado carretera Cajamarca-Celendín (segunda y tercera etapa); pavimentación de un pool de calles en la ciudad capital; pavimento básico de la carretera Celendín-Balsas-Chachapoyas; reconstrucción del sistema de agua, desagüe y alcantarillado; construcción del Colegio Emblemático “Coronel Cortegana”; instalación de la planta de tratamiento de aguas residuales; continuación de la construcción del mercado central; mejoramiento de la carretera Celendín-Llanguat-Pallán-Bambamarca; construcción de la carretera Jorge Chávez-El Limón (Utco) y, en estos días, se anuncia la instalación de un extenso canal para traslado de agua potable a esta ciudad desde el lugar conocido como La Quesera en la zona alta de Sucre.

Con estas inversiones y sus resultados creo se hace justicia a nuestra provincia, y en buena hora. Los logros, más allá de las obras mismas, se reflejan en el incremento del movimiento económico: en lo comercial, en construcciones y en el transporte; también, en las relaciones con sus distritos y provincias vecinas, cada vez más intensas y fluidas; y en una real y prometedora vinculación con Chachapoyas y el oriente peruano (interrelación que la burocracia cajamarquina no la quiere entender).

Al lado de ello, hay otras señales interesantes: la ganadería lechera, sin estar bien pagada, produce alrededor de 100 mil litros diarios, la producción agrícola del aguaymanto, recién introducida, está en ascenso con regular rentabilidad y posibilidades de sostenimiento; y la filial universitaria de la UNC en nuestra ciudad, está a punto de contar con una nueva carrera profesional: Ingeniería Sanitaria (el autor de este artículo con un equipo de profesionales ha elaborado el proyecto respectivo).

Pero existen, como no, problemas pendientes y clamorosos que no se pueden ocultar: la población rural que es mayoritaria, aún se debate en pobreza (más del 50 % según la ODM de la ONU, septiembre 2013); las tierras cultivables solo alcanzan a ser irrigadas en no más del 16 % (IV Censo Agropecuario, 2012); la producción agrícola sigue siendo precaria y casi solo para el autoconsumo; las fuentes de trabajo son mínimas o inexistentes; el apoyo a industrializar sus productos bandera (lácteos y chocolate) no se deja sentir; sus centros de atracción turística: La Chocta, La Lechuga, Llanguat y sus aguas termales y la catarata El Cornelio, entre los más importantes, permanecen ignorados; por último, continúa el descuido total del centro histórico, pues las nuevas construcciones, desalineadas por decir lo menos, le han quitado belleza tradicional y toque histórico.

Pero Celendín está ad portas de recibir otro importante espaldarazo proveniente del mega proyecto hidroenergético  Chadín 2, que, por su magnitud (más de 800 millones de dólares en inversión) y capacidad para generar energía (más de 600 MV) trae aparejado un impacto favorable a las provincias de Celendín y Luya (Amazonas). Este impacto, debe traducirse en la continuación del proceso de construcciones en infraestructura, en especial carreteras, y en la generación de puestos de trabajo calculados en 3,000 en su primera etapa, los cuales deben ser ocupados en no menos del 90 % por gente originaria de ambas provincias; y también en el aprovechamiento de la laguna artificial a formarse, como nuevo y estupendo eslabón dentro del promisorio circuito turístico que enlaza las regiones Cajamarca y Amazonas.

Sobre Chadín 2, volveremos a ocuparnos más adelante, mientras tanto debo decirles a muchos amigos  que, por conocer lo encañonado y árido que es el cauce por el que se desliza el río Marañón en ese sector, creo tener alguna autoridad moral, para afirmar que los efectos negativos de carácter ambiental, van ser realmente mínimos e intrascendentes.

A un año de su sesquicentenario, hay razones para repensar con optimismo, sobre el futuro de nuestra querida provincia.



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