Tito Zegarra Marín.
Entre los años 1980 y 2010 hubo voces,
aunque pocas pero acreditadas, que pusieron en debate una nueva ruta de entrada
hacia la selva (región San Martín) a partir de Cajamarca y pasando por Celendín.
Interesante y futurista propuesta, de la que no se ha vuelto a hablar.
Pablo Sánchez Zevallos, distinguido hijo
cajamarquino, profesional visionario y ciudadano amoroso, como pocos, de su
tierra, fue quien promovió e impulsó la idea de integrarnos con la amazonía,
vía Celendín, Chachapoyas, Saposoa y Tarapoto (San Martín). Sin duda, una ruta más
directa y relativamente corta. Otro cajamarquino ilustre, el ingeniero Emilio
Cacho Gayoso, participó de esa idea.
En Celendín, el reconocido profesor
Arístides Merino Merino, cuyo nombre lleva la Escuela de Educación Superior Pedagógica
local, fue otro ciudadano visionario que, desde las aulas educativas y otros
medios, propugnaba articularnos con las provincias vecinas del nororiente a
través de una gran vía que, directamente, nos conecte con Chachapoyas y Luya en
Amazonas; Bolívar en La Libertad, Saposoa y Tarapoto.
La entrada en referencia, siendo la más
corta y directa hacia la selva, tiene la ventaja de enlazar cuencas y valles
productivos, ricos en flora y fauna, abundante agua y de un valioso legado
histórico. También, interconecta a centros poblados: Balsas, Púsac, San
Vicente, Cochabamba, Chuquibamba, Atuén y la comunidad de colones La Morada, en primera etapa. Luego,
avanzaría por el pequeño poblado Canaán, cruzaría el río Huayabamba, y de allí
a La Perla y Saposoa.
Son alrededor de 510 km por carretera desde
Cajamarca hasta Saposoa en San Martín, de ellos 100 están asfaltados hasta
Celendín; 56 km tipo bicapa, hasta Balsas; 50 afirmados hasta Chuquibamba y 20
más hasta Atuén. De aquí, atravesando la cordillera oriental, debe continuar por
las huellas del Qhapaq Ñan y, bordeando al río Huabayacu, llegar a La Morada, por
algo de 70 km., y de allí hasta Saposoa por alrededor de 220 km. En total, algo
más de 500 Km desde Cajamarca.
En setiembre del 2008, recorrimos esa ruta
hasta La Morada, en una pequeña expedición de 15 días, 5 integrantes incluido
el guía, más 3 mulas. Aspaderuc y la Municipalidad de Chuquibamaba gratamente
nos apoyaron. Entre otras cosas: conocimos las legendarias lagunas Atuén y
Mishacocha, esta última de colores, y la misteriosa laguna plateada “El Jardín”
rodeada de tupido bosque. Admiramos mausoleos a mitad de las peñas, pinturas rupestres
y petroglifos, dos tambos incaicos en los que dormitamos, y por cierto, su gran
potencial económico.
La Morada, es una pequeña comunidad de
colones gestada por el aventurero Benigno Añasco y familia, quienes se internaron
en esos territorios donde las bondades productivas eran envidiables. Otros los
siguieron, haciendo un total de 40 familias que viven en ese mundo de paz y
trabajo, pero también de ostracismo, y orgullosos de decirnos “Aquí producimos
de todo, pero falta quien lo consuma y compre” A futuro, ese lugar será el
centro de una nueva ruta para ingresar a San Martín desde Cajamarca.
Creo, en efecto,
que algún rato, esa será la entrada principal que interconectará a Cajamarca,
Celendín y provincias vecinas con la inmensidad de la selva y todo su potencial.
Vale por ello, volver a mirar e impulsar esa estratégica opción de
interconexión y desarrollo.
*Publicado en el
diario Actualidad de Cajamarca, el 07/05/2022
Fotos Walter Hupiu/Álvaro Rocha
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