Por Olindo Aliaga R. y Gutemberg
Aliaga Z.
El sol aún no conseguía
evaporar al rocío de la yerba brillante crecida en la proximidad de la colina y
a la vera del río; cuyas estruendosas aguas se matizaban con las aguas
templadas del manantial conocido con el nombre de Agua Caliente. Aquella mañana del 31 de marzo de 1902, en que la
cima de los cerros, con la aparición de los primeros rayos del astro,
comenzaban a tomar tonalidades ámbar, vino al mundo un niño que su padre lo
bautizó con el nombre de José Aladino.
Fueron sus padres José
Escalante Rojas, carpintero y pequeño agricultor; y, Lucía Sánchez Rodríguez su
madre, dedicada a los quehaceres de la casa y al laboreo de la rueca (Instrumento rústico para hilar,
en un extremo lleva atada una pita con el que se amarra el copo de lana; son
sus complementos el huso y el tortero); tanto el padre como la madre fueron de
Sucre.
Su casa de modesta
construcción, ubicada cerca del río La
Quintilla y del Agua Caliente era de una sola habitación en donde vivió con
sus tres hermanos: Rogelia, Griceria y Florentino (Egocéntrico le decían
"manco Rojas". Esta peculiaridad también la tentó a don Aladino,
quien por un tiempo se firmó Escalante Rodríguez), este último tomó el apellido
Rojas de su abuela paterna, porque, Los Sánchez son ladrones, decía con
socarronería.
Este sucrense de
inteligencia superior que se distinguió de los demás por su piel blanca, de
rostro colorado, ojos azules y cabellera rubia; reposado de maneras y
circunspecto, hizo sus primeros estudios en la Escuela Fiscal de su tierra, la
secundaria la cursó en un Colegio Particular de Celendín. Durante toda su época
de estudiante mostró gran habilidad por el estudio y alto coeficiente
intelectual.
El hogar de la familia
Escalante Sánchez no fue ni muy pobre, ni muy adinerada; pero los recursos
económicos escaseaban sentidamente, por esta razón todos los miembros de la
familia se resignaron apoyar sin restricciones al joven estudiante.
Su hermana Rogelia fue
asignada para asistirlo en la provincia: Mi hermana, dirá más adelante don
Aladino, "los días lunes solía
madrugar más temprano de lo que se acostumbraba en el pueblo, para moler con el
pesado chungo (Mortero de piedra, pieza inseparable del batán) sobre el batán
de piedra las hojas frescas y aromáticas de chauncas (Arbusto que crece junto a
las breñas ), para el cotidiano caldo de verde (Potaje de la culinaria sucrense
) que nos abastecía hasta el día sábado, día en que jadeantes regresábamos al
Huauco después de una semana de agotador estudio".
Contaba con 21 años el
joven cuando contrae matrimonio con la señora Justina Zelada, con quien procrea
dos hijas: Penélope y Tavita, las dos de una belleza hierática, que más de un
hombre de aquella época quedó arrobado.
En 1924, ya casado se
convierte a la religión protestante y con sus hermanos espirituales se embarca
en busca de otros horizontes. Su convicción evangélica lo elevó por encima de
lo cotidiano, viajó al extranjero y por esa convicción es que hoy se puede
hablar, con toda modestia, que don Aladino fue una vida lograda.
Inscrito formalmente
en la iglesia Presbiteriana por los misioneros de esa secta religiosa, que
viajaron a la ciudad de Sucre para catequizar y ganar adeptos, los misioneros
evangélicos le prometieron toda laya de ayuda, especialmente a la señora
Zelada, que se quedaría sola al cuidado de las niñas, mientras su esposo
viajaba a Lima, para estudiar.
En Lima asiste a la
iglesia Presbiteriana y estudia Inglés en el Colegio Secundario Anglo
Americano, hoy San Andrés y conoce a los pastores Jonrty Mackay; quien fue
alumno de Miguel de Unamuno, fundador de la iglesia Presbiteriana en el Perú, y
a Calvin Mackay, fundador y director del colegio donde, el joven Aladino
estudió por segunda vez los últimos años de secundaria.
Por su alta capacidad
de concentración y de comprensión, en ese centro de estudio se hizo merecedor del
apodo El cabezón.
Después de estudiar
acelerado en el colegio evangélico, fue becado por la iglesia a la república de
Escocia, para estudiar en la facultad de la Divinidad Teológica de la
universidad de Edimburgo (Capital de Escocia), de la misma que egresa con el
Grado de Magíster en Teología.
En la universidad
complutense de España, estudió Filosofía, Letras e Idiomas, obteniendo los
títulos de Bachiller en latín y griego y de Doctor en Filosofía y Letras. Habló
además del español, los idiomas: inglés, italiano, francés y portugués.
Durante su estancia en
el país anglosajón, desempeñó misiones secretas en España por encargo de la
iglesia libre de Escocia, en época de la guerra civil española a favor de la
causa republicana.
El año de 1937 y
después de la guerra civil, alcanzó el grado de Anciano Consistorio de la
Iglesia Presbiteriana, máxima categoría de esa Iglesia Protestante.
Después de prolongada
ausencia por países europeos, graduado de doctor en Lenguas y Pastor
Evangélico, regresó a su terruño amado, donde instaló una escuela gratuita
nocturna, para el cuarto y quinto año de primaria.
Muchos jóvenes se
matricularon en la escuela del maestro de idiomas, varios de sus alumnos fueron
destacados profesionales y han tomado relieve de medalla, tal son los casos de
la luchadora social, Semíramis Quevedo y del profesor Chirre; también se contaron
entre sus alumnos, los señores: Hildebrando Aliaga, Flaviano Silva y Almansor
Chávez, entre otros.
Ver nota al final del texto. |
El año de 1937, dos
celendinos: don Segundo Aliaga y don Leovigildo Pereyra Salazar, junto a otros
profesionales y padres de familia, consiguieron dar forma a su proyecto de
crear un colegio secundario, el mismo que, en cabildo abierto del 28 de febrero
de 1937 fue aprobado en medio del alborozo de la población celendina, con el
sugerente nombre de Colegio Celendín el 4 de abril de 1937, y con la dación de la
R.M. 4305 del 30 - 6 - 37, iniciando sus labores lectivas el 6 de abril del
mismo año en ceremonia solemne. Se nombra como primer director al Ing. Héctor
Aliaga M. y como Director Académico al Dr. Aladino Escalante Sánchez, la Plana
Docente integrada por los profesores: Manuel Velezmoro, César Pereyra,
Arístides Merino Merino, Cap. José Ruiz Mejía, Dr. Ignacio de la Riva, Artemio
R. Tavera, Dr. Aladino Escalante Sánchez, Juan Chávez, Dr. Ruperto Pimentel,
Humberto Pereyra, Saúl Silva Sánchez, Alejandro Rojas y Víctor Camacho Marín;
los gestores de este anhelado proyecto fueron elegidos como: Leovigildo Pereyra
Tesorero y Segundo Aliaga Secretario.
En el Colegio Javier
Prado, además del matemático Velezmoro fue su colega el poeta sorochuquino
David Sánchez Infante; y, compuso el Himno para ese Centro Educativo cuya
música pertenece al reconocido músico sinfónico Roberto Carpio.
De las aulas Javierpradinas pasa a ser
Superintendente d Educación, cargo que le permitió viajar y conocer el Perú.
Por los años 1945, se
opuso acremente, a la desecación de la laguna, Huaucococha mediante la
construcción del túnel gestionado por E diputado Clodomiro Chávez Mariñas,
siendo una voz solitaria oposición que no caló en el espíritu del antiguo
sucrense ansioso contar con dicha obra.
El año de 1946,
contrae nuevas nupcias con la señora Julia Cristina Díaz Montoya, natural de
Celendín, hija de los celendinos: Santiago Díaz Marín y de Aurora Montoya
Escalante; de ese matrimonio son si hijos: Juan, José, de profesión médico y
Tomás, ingeniero y empresario todos nacidos y radicados en Lima.
En 1948, acompañó al
sabio Julio C. Tello en su viaje exploración a las ruinas de la Chocta en el distrito de Oxamarca.
Los esposos Escalante
Díaz deciden establecerse en Lima inicialmente fijaron su residencia en el
segundo piso de un edificio de calle Contumazá, en el centro de Lima, luego,
pasan a la avenida Garzón y finalmente se trasladan a la calle Morelos de
Pueblo Libre, un distrito aristocrático limeño.
En esa ciudad capital,
el pastor evangelista fue profesor del Colegio Raymondi y del Colegio
Evangélico San Andrés, para el mismo que escribió su himno; también, desempeñó
labores de docente en la única Universidad Industrial de Lima, y fue Asesor del
Consulado de Gran Bretaña.
Posteriormente ingresa
a trabajar como profesor en la Gran Unidad Escolar Bartolomé Herrera de San
Isidro, donde dictó el curso de Literatura, poco después se hace cargo de la
sección de letras de ese colegio y escribe en el vocero del plantel temas relacionados
con la educación.
A su actividad de
maestro se suma la de traductor, para ello, instala una oficina en el edificio
donde tuvo su primera vivienda y a pesar de lo absorbente de su trabajo se dio
maña para estudiar violín; pues la música y ese instrumento lo fascinaron.
Asimismo, tocó con cierta maestría los instrumentos musicales de la mandolina y
el clarinete.
El año de 1965, viajó
a Europa, integrando una comisión del Ministerio de Educación para revisar las
Currícula del Nivel Secundario; años más tarde viajó a Inglaterra.
Retirado de la
docencia en 1970, decide poner en práctica el proyecto de sus sueños que
consistió en una empresa inmobiliaria, para ello se asoció con varios
familiares y amigos y adquirió dos hectáreas de tierras en el sitio llamado
Cocachacra.
En 1972, su salud
sufre un deterioro, ocasionado por una parálisis al cuello, los médicos lo
declaran hipertenso y le encuentran una enfermedad neurológica.
Personajes de la
Historia Sucrense
En 1974, sufre otra
crisis paralizándosele una de las piernas. Desde ese año el hombre bromista
cambia a rigor de la enfermedad que lo acecha constantemente; y, el 2 de
diciembre de 1977, fallece a causa de la hipertensión y por una afección
coronaria.
En olor a multitud se
acabó el Dr. de las Siete Lenguas, de
rasgos anglosajones, que como al poeta le habría encantado decir:
Yo soy de donde hay un río.
Un molino.
Me vio brincar mohíno.
De donde el aguacero sabe que
termina en abril.
Y crecen ufanos la hierba santa y
el Saúco.
Yo soy de la tierra del Huauco.
Sus restos reposan en
el cementerio británico del Callao, junto con los de su hijo Juan, fallecido el
año 1998 y de los de su esposa Cristina fallecida en 1999.
Su actividad intelectual.
Don Aladino escribió
muy poco, aunque bromista fue bastante reservado, no gustó de las notoriedades
y prefirió la modestia y el per bajo, conoció y coleccionó música clásica.
Como obras de su
creatividad son los Sermones de tipo
religioso que fueron escritos para la iglesia.
Hizo arreglos métricos
a los Salmos Bíblicos, adaptándolos a
música y el canto.
Escribió las versiones
métricas de los Salmos de David.
Fundó una iglesia
menor dentro de la iglesia Presbiteriana, para cual vivió y padeció como un
buen misionero y predicador d protestantismo Anglicano- Presbiteriano.
Del libro Personajes de la Historia Sucrense.
Nota : Dr. Aladino Escalante
junto a los fundadores del Colegio Celendín año 1937, en la foto César Pereyra,
Ruperto Pimentel, Capitán José Ruiz, Víctor Camacho, Arístides Merino, Saúl
Silva, Héctor Aliaga, Artemio Tavera, entre otros.
Genial ;)
ResponderBorraren el párrafo que dice: "En Lima asiste a la iglesia Presbiteriana y estudia Inglés en el Colegio Secundario Anglo Americano, hoy San Andrés . . . ", debería decir: "Colegio Secundario Anglo Peruano, hoy San Andrés"
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