Por: Olindo Aliaga Rojas y Gutemberg Aliaga Zegarra.
José María Silva, de cuya ascendencia y estirpe se cuelgan hombres
trabajadores, laboriosos, revolucionarios y aventureros nace en el Huauco, hoy
Sucre, durante las postrimerías de la colonia española y los gritos
independentistas de Francisco Antonio de Zela, en el departamento de Tacna; de
José Gabriel Aguilar y Manuel Ubalde, en el Cusco; de Francisco Paula Quiroz en
Arequipa y la Rebelión de los hermanos Silva en Lima, con estos últimos le
habría unido lazos de sangre por línea paterna.
Sus padres fueron de honda raigambre huauqueña y, a juzgar por la historia
política peruana, perteneció a la clase social acomodada del pueblo. Su padre
se dedicó a labores del campo y su madre se repartía entre la administración
del hogar y el apoyo al marido agricultor.
En su juventud, se aristocratizó, anteponiendo a su apellido Silva la
preposición de, costumbre a la que los peruanos estaban muy apegados, pues
creían que al llevar un apellido compuesto les dotaba de ciertas prerrogativas
en la sociedad.
Por el año 1850 contrae matrimonio con la señora Petrona Horna, de ese
matrimonio son sus hijos: Antonio Silva, casado en 1874 con la señorita María
Jesús Sánchez hija de don Braulio Sánchez y de Dolores Escalante y Dominga
casada con don Carlos Aliaga, hijo legítimo de don Remigio Aliaga y de doña
Leonarda Abanto; tanto el señor Sánchez como el señor Aliaga tuvieron una
presencia gravitante en la vida política del pueblo.
En 1857 es elegido alcalde del nuevo distrito del Huauco que con el tiempo
cambió su nombre a Sucre, la elección fue supervisada por la Junta
Departamental Electoral y significó el comienzo de su situación legal y la
autonomía de Sucre con respecto a la provincia de Celendín.
El diario El Peruano del 03 de octubre de 1857 - Año 16- Tomo 33 -Pág.
154, dio cuenta de esta elección así: Departamento de Cajamarca, Provincia de
Cajamarca, municipales de Huauco elegidos el 31 de agosto de 1857 Dn. José
María de Silva, D. Clemente Díaz, D. Antonio Chávez, D. Braulio Sánchez, D.
Teodoro Rojas (Regidores).
Antigua Iglesia y Plaza de
Armas del Huauco
Su elección como alcalde alteró sus actividades y la vida de arriero y
agricultor que enfrentó con entereza las fuertes lluvias en época de invierno y
los fríos de las heladas otoñales; sin embargo, el encargo municipal lo asumió
con sumisión a la ley, con alegría y responsabilidad por saberse servidor de su
pueblo y de su patria.
Su gestión estuvo dedicada a la formación de la municipalidad y ordenó a
los regidores organizar el plan del pueblo, en este plan maestro se contempló
el trazo de la Plaza de Armas, ordenamiento y nomenclatura de las calles.
El bien común y el trabajo cívico fueron las banderas del alcalde que se
regodeaba por ser útil a su pueblo y a sus conciudadanos, pero "grandes
escollos pueblan los caminos de la virtud" el primer alcalde
durante su gestión enfrentó varias trabas, llegando a ser calificado de
arbitrario por algunos recalcitrantes de la ciudad que se resistieron al cambio
y al orden.
En el ejercicio municipal, don José María también sufrió amenazas y
denuncias, así como constante acoso por parte de las autoridades ediles y
políticas del pueblo de Celendín.
El 5 de julio de 1858 enfrentó un incidente de proporciones provocado por
una demanda del alcalde de aquella comuna, Sr. José Burga, que lo denunció a él
y otras autoridades por delitos que sólo existieron en la mente del alcalde
celendino.
El hecho que provocó el juicio fue que el alcalde José María convocado por
su espíritu creyente y fiel a las costumbres, en compañía de algunas
autoridades y fieles se constituyó al pueblo de Cusichán para trasladar
la imagen de Nuestra Señora del Rosario con el objeto de realizar en Sucre la
tradicional "Cita de Santos", solicitud denegada por el teniente
gobernador de ese Centro Poblado, igual actitud asumieron los vecinos de
Huacapampa y Lucmapampa, al serles requeridas las imágenes; negativa que fue
recriminada por los huauqueños y que la autoridad provincial lo entendió "como
una violación armada a territorio ajeno, insulto y estropeo a la autoridad
constituida y de sembrar la anarquía"; pero en la demanda no solo
se inventaron estos delitos, sino que el alcalde Burga cometió la sandez de
desconocer la capacidad intelectual de los sucrenses, "Pues no hay hombres capaces
entre los de allá (en el Huauco) para desempeñar los puestos" dice
la injusta diatriba en el mamotreto de la demanda, según sesión del 5 de junio
de 1858 de la Municipalidad de Celendín. Después de su gestión que duró un año,
el Sr. Silva sin descuidar la acción cívica se reintegró totalmente a sus
actividades habituales de chacarero, entregando el mando al Sr. Eugenio Díaz,
quien habría sido su sucesor en la alcaldía de Sucre.
La última acción pública del primer Alcalde fue el 27 de diciembre de 1883,
donde lo encontramos actuando de testigo en el juicio que sostuvieron el cura
Arce y don Jacinto Reyna sobre el deslinde de propiedad del terreno de La
Toma, según actas del 27y 29 de diciembre del 1883 y del 12 y 19 de
enero de 1884 - Folios 27 al 39 del Concejo de Sucre .
Pese a nuestra intensa búsqueda, ha sido imposible encontrar mayor
información sobre la vida del primer alcalde del distrito de Sucre. Los
resultados de nuestras indagaciones son exiguos los mismos, como dicen los
españoles no nos permiten "ir de la media a la mitad".
Fuente: Personajes de la Historia Sucrense, abril 2008.
eso de q año es a
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