Por José María Arguedas.
1 - ¿Qué es Folklore?
Como la palabra Folklore es usada por mucha gente (la
vemos escrita en todos los periódicos, la oímos en la voz de los locutores de
radio y televisión, de los animadores de los programas de "coliseos"
destinados especialmente a presentar programas folklóricos durante los días
domingos), hemos pensado que conviene ofrecer en unos breves artículos el
significado de este vocablo. Creemos que con estas informaciones el público
podrá juzgar mejor la música, los bailes y otras manifestaciones artísticas
populares que se le ofrecen como folklóricos.
La palabra Folklore la
inventó hace exactamente 117 años un profesor inglés que se dedicaba a estudiar
las antigüedades de los pueblos. Se llamaba este señor William J. Thoms. Formó
la palabra uniendo dos voces en una: folk,
que significa pueblo, y lore, que
quiere decir, conocimiento, sabiduría. La nueva palabra fue empleada por el
señor Thoms para nombrar una nueva ciencia que estudiaría "el saber
tradicional de las clases populares de las naciones
civilizadas". Conviene que se recuerde bien y se tenga en cuenta, que
el autor de la palabra afirmaba, con precisión, que el Folklore estudiaría
únicamente el "saber tradicional
de las clases populares"... Saber
tradicional es el que se aprende mediante la explicación oral irregular, distinta al que imparten los maestros
en las escuelas. Llamamos explicación oral irregular a la manera cómo los
padres y las personas mayores, quienes no han recibido una instrucción escolar
suficiente o que son analfabetos, explican de viva voz a un niño o a un joven,
en cualquier momento del día, mientras cumplen sus ocupaciones, cómo deben y
pueden hacerse ciertas cosas (por ejemplo, de qué manera se fabrica una olla o
una manta; cómo se siembran las plantas comestibles; cómo se fabrica un
instrumento musical, etc.), de qué modo debe portarse el hombre delante de sus
semejantes, según las diversas circunstancias u oportunidades en que se
encuentra (en un cumpleaños, en un velorio, en una boda, en una ceremonia
religiosa o cívica, en una fiesta, etc.), y cuál es el origen de todas las
cosas: quién hizo al ser humanó y a los animales, por qué llueve, por qué cae
un rayo, por qué brota el agua de las montañas, por qué hay nieve en las
grandes alturas, por qué hay enfermedades y muerte, etc.
Lo más seguro es que
muchas de estas explicaciones sean diferentes a las que la ciencia humana ha
comprobado: así, en nuestro país, los indios dirán a sus hijos que la montaña
es un dios porque de ella sale el agua de los manantiales, agua que alimenta a
los seres humanos, a los animales y a las plantas, a los gusanos y a las aves
de diversos colores o de muy bello canto. Dirán también nuestros indios que el
río es un dios, que un cóndor es la figura con que el dios-montaña se presenta
ante los ojos humanos, etc. Contarán, asimismo, a sus hijos muchas historias
que explican de qué modo un Ser, de poderes divinos, enseñó al hombre a
fabricar sus casas y sus utensilios, cómo le enseñó a sembrar las plantas, y
por qué motivo apareció la muerte. Esta sabiduría
tradicional, que sobrevive en el pueblo iletrado de las "naciones civilizadas", es la que
estudia el Folklore, según el creador
de la palabra y conforme una gran parte de los folkloristas actuales. Hemos dicho que es una forma de sabiduría
que sobrevive en las naciones
civilizadas, porque sólo una parte, muy pequeña, de los habitantes de esas
naciones civilizadas mantiene todavía el saber
tradicional: la mayoría ha estudiado en los centros oficiales de
instrucción y domina el conocimiento científico, aprendido en largos años de
estudios gracias a las ciencias que explican experimental y racionalmente, las causas y los efectos de las cosas
que existen en el Universo. En los pueblos que no tienen escuelas ni colegios
(gentes que viven en pueblos de la selva o en aldeas de indios en el Ande) explican
el origen de las cosas que existen mediante historias de dioses. A este modo de
interpretar el origen de las cosas se llama mito. Así ha comenzado en todos los
pueblos de la tierra la explicación del por qué el mundo es como se presenta a
nuestros ojos Y por qué los hombres somos de éste o de otro modo. Por tal razón
afirmamos que el Folklore es el
conocimiento tradicional (y no científico) de las cosas y el ser humano.
Según la definición
tradicional del Folklore, éste no
puede existir sino en los pueblos que tienen dos clases de habitantes (según su
grado de conocimiento del mundo y su habilidad para fabricar cosas útiles): una
capa "superior", la que ha estudiado en colegios y universidades, y
que posee el conocimiento científico; y, otra, una capa "inferior",
denominada "pueblo" (lore), que sólo domina el conocimiento tradicional.
Pongamos un ejemplo
que nos haga entender más claramente esta diferencia: el "pueblo"
inventa "al oído" la música que canta y con la cual baila; la gente
"civilizada" (el artista) inventa su música después de haber
estudiado durante diez o más años en una escuela especial (Conservatorio de
Música, por ejemplo), y para perpetuar esta música tiene que escribirla; y,
quien quiera tocarla debe interpretar su escritura y, además, para manejar bien
el instrumento con el que toque la música tiene que aprender la técnica
indispensable.
Sin embargo, la
definición de Folklore para muchos
estudiosos científicos es ya anticuada, porque, en Europa, otra ciencia ha
venido estudiando los pueblos en los que predomina el saber tradicional: es decir, en los qué no existe otra forma de
conocimiento que el tradicional o folklórico.
Por ejemplo, a nuestras tribus amazónicas y a nuestros pueblos analfabetos de
habla quechua los estudiaba la Etnología
y no el Folklore, pues no se puede
distinguir claramente en ellos las capas "superiores" o
"inferiores" de que hemos hablado. Los estudiosos europeos
consideraron durante mucho tiempo como "inferiores" a los pueblos que
no saben leer y escribir y que transmiten sus conocimientos oralmente o
"por boca". En la actualidad, la Etnología,
conforme la opinión de la mayor parte de científicos que estudian el ser humano
(antropólogos), se ocupa no sólo de los hombres "primitivos" o no
"civilizados", sino del modo de ser especial de cada pueblo,
cualquiera que sea su grado de desarrollo intelectual y su habilidad para hacer
las cosas útiles. Por eso, el Folklore
para tales científicos modernos estudia únicamente los cantos, las leyendas,
los cuentos, las danzas y la música que se transmiten mediante la palabra, de
oído a oído, de generación en generación, y no gracias al aprendizaje en
escuelas, colegios y universidades.
El Folklore estudia, de modo general,
las.artes tradicionales de cualquier pueblo; y, muy particularmente, sus
cuentos, leyendas, danzas y canciones.
En el próximo número
de nuestra revista vamos a analizar con más cuidado la diferencia que existe
entre el Folklore a la antigua y el Folklore a la moderna. Pero, antes de
terminar, es necesario que advirtamos que el Folklore, como ciencia,
no se puede aprender sino en las Universidades e Institutos especiales,
mientras que la sabiduría folklórica no
puede aprenderse sino tradicionalmente; de viva voz, "por boca", por
explicación oral, por imitación. El folklore es el arte del pueblo. El Folklore, así con mayúscula, es la
ciencia que estudia ese arte popular. Y dicha ciencia, como tal, es difícil de
aprender, tanto como la Filosofía, la Historia y la Física. Ya veremos por qué
razones,
2 - Su campo de estudio. Su evolución.
En nuestro artículo
anterior recordamos que fue un arqueólogo inglés, Thoms, quien creó la palabra Folklore para denominar una ciencia
nueva que estudiaría "el saber tradicional de las clases populares en las naciones civilizadas".
Intentamos explicar en
qué consistía y consiste el saber
tradicional, y demostramos que tal como había sido definido el campo de
estudio de la nueva ciencia, ella sólo podía aplicarse a las "naciones
civilizadas". Es decir que, únicamente en los países donde se había
desarrollado en grado máximo la sabiduría científica y la invención y
fabricación de los objetos mecánicos que caracterizan a la
"civilización" moderna, podía hablarse de un "saber
tradicional" como folklore. En los pueblos en que la "civilización"
no existía, en los llamados "primitivos" no podía hablarse de la
existencia de "clases populares" que habían guardado las antiguas
creencias y prácticas ya "superadas" por la clase civilizada, puesto
que tal clase o capa civilizada no existía. En los pueblos
"primitivos", se afirmaba, todos los individuos tienen el mismo nivel
de conocimientos y creencias y, por lo tanto, allí no tiene el Folklore nada
que estudiar: es la Etnología la ciencia que se ocupa del conocimiento de esta
clase de pueblos.
El Folklore ha
evolucionado mucho desde el período en que se lo consideró únicamente como
ciencia que estudia el "saber de las clases populares de las naciones
civilizadas". La propia Etnología, que fue en su inicio el estudio de los
pueblos llamados "exóticos" por los europeos, demostró que no
existían diferencias de calidad entre
el procedimiento de la creación artística, por ejemplo, en un país,
"civilizado" y otro "primitivo". La definición de Folklore
como ciencia aplicable únicamente a las naciones civilizadas y la de la
Etnología como estudio exclusivo de los "pueblos primitivos" han sido
casi totalmente revisadas y superadas. La antigua diferencia se basaba,
fundamentalmente, en la creencia llamada "eurocentrista" de
considerar a la cultura europea como superior a todas las demás. Para un
europeo, el Perú como Egipto, a pesar de toda su vieja tradición histórica,
eran "pueblos exóticos" y aun "primitivos", porque su
realidad actual correspondía a la de un pueblo "no civilizado",
"no desarrollado", diríamos nosotros, utilizando un término que está
de actualidad. Pero no tenían en cuenta los etnólogos europeos que para un
indígena peruano o para un campesino egipcio, un inglés o un italiano, también
eran, exactamente, individuos "exóticos" y, con frecuencia, se los tomaba
por "salvajes" o "bárbaros".
Los métodos de trabajo
de la Etnología fueron aplicados con gran eficacia en el estudio de los pueblos
civilizados; esta experiencia se inició en los Estados Unidos y se ha difundido
luego por todo el mundo; y, asimismo, los métodos de estudio del Folklore se
emplearon en hacer el análisis del saber
tradicional de los pueblos "primitivos", especialmente en el
estudio de sus mitos, leyendas, cuentos, canciones y danzas. El gran etnólogo
norteamericano Franz Boas reconstruyó toda la vida de un pueblo primitivo: sus
reglas morales, los principios que regían su organización política y social,
sus creencias y prácticas religiosas, a través del estudio de una recopilación
de cuentos pertenecientes a ese grupo humano "primitivo". En seguida,
Boas concluyó definiendo el Folklore "como el estudio de la literatura
oral de un pueblo, cualquiera que sea su grado de evolución social".
Como resultado de la
aplicación del campo de estudio de la Etnología, ésta se ha identificado con el
campo de la Antropología; y el Folklore, por ello, se ha especificado, se ha
clarificado o restringido a un marco muy preciso: el estudio de la literatura
oral de las naciones, cualquiera que sea su grado de "civilización",
y el estudio de las artes relacionadas directamente con la literatura oral,
como la música y la danza. Debemos tener en cuenta que en Europa, a pesar de la
amplitud que se daba al área de investigación del Folklore –"todo el saber
de las clases populares"–, tal investigación se dedicó predominantemente
al estudio de los cuentos, las leyendas, las canciones y las danzas.
Es muy ilustrativo
comparar, en cuanto a la evolución del Folklore como ciencia, lo que, en la
fecha, consideran los folkloristas sudamericanos como campo de estudio de esta
disciplina. Mientras que en la Argentina, en el Uruguay y en Chile se continúa
considerándola como el estudio de "todo el saber de las clases populares"
y, por tanto, comprende lo que los folkloristas de esos países denominan
"cultura material" (vestidos, comida, habitación, utensilios, etc.) y
"cultura espiritual" (arte, religión y magia); en el Perú, los
antropólogos egresados de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos de Lima,
entendemos como materia de estudio del Folklore solamente la literatura oral
(mitos, leyendas, cuentos, canciones, adivinanzas, insultos, etc.) y las artes
muy relacionadas con la literatura oral (principalmente, la música y las
danzas; aunque el estudio sistemático de la música y de las danzas son materia
de ciencias especializadas: como la etnomusicología y la coreografía
folklórica).
Esta disparidad de
concepción sobre el Folklore se explica, en cierta forma, porque en la
Argentina, Uruguay y Chile, las clases populares iletradas que guardan y
practican creencias y normas de conducta "antiguas", ya superadas por
la clase civilizada, son muy escasas en lo que se refiere a su cuantía o
número, mientras que en el Perú la capa social que practica esas normas y
creencias antiguas es inmensa, probablemente más del cincuenta por ciento de la
población total del país. No resultarían, por eso, eficaces los métodos
restringidos del Folklore para hacer el estudio de este gigantesco universo de
materias. Es la Etnología la que ha iniciado el estudio completo,
interrelacionado del "saber tradicional" de tan enorme pueblo. El
Folklore, por su lado, ha tomado lo suyo: el estudio de la literatura oral, de
la música y de la danza, no para realizar un análisis frío y simplemente
técnico, sino como elementos valiosísimos para el conocimiento de la historia
social de nuestro pueblo y de su realidad social contemporánea.
¿Cuáles son los
métodos propios del Folklore como ciencia y de qué modo, aplicando esos
sistemas, analiza las materias que estudia y clarifica el conocimiento de la
historia del hombre peruano y la conciencia del hombre actual? Trataremos de
este tema en nuestro próximo artículo de "Cultura y Pueblo".
La literatura oral. El cuento.
Porque en el saber popular rara vez la poesía oral
está desvinculada de la música y de la danza. El pueblo crea versos para ser
cantados y, con el canto, baila. Muchas danzas tienen coros, es decir, pasajes
en que los bailarines, en conjunto, cantan versos. Y en una danza, la música,
la letra del coro y el vestuario están indisolublemente vinculados, como un
todo que interpreta algo que el pueblo anhela expresar. Pero ya estudiaremos,
más adelante, estos aspectos. Trataremos ahora de explicar cómo y con qué
objeto el Folklore estudia el cuento oral.
Literatura oral, como
se entiende más o menos claramente, es la que se inventa de memoria y no existe
otra manera de transmitirla que la de la forma oral: es decir, hablando. Como
el pueblo iletrado, al que por esa misma razón los especialistas llaman, folk, no sabe escribir ni leer, inventa
relatos, aventuras de seres humanos, de animales, plantas ríos o montañas y los
cuenta, por lo general, no a una sola persona sino a un grupo de oyentes. Y la
persona iletrada que crea un cuento, lo hace especialmente para contarlo, para
trasmitirlo a los demás, exactamente igual que el novelista o cuentista
letrado. El Folklore ha demostrado que no hay diferencia entre el proceso de
creación de la literatura oral y el de la literatura escrita. El indio inventa
un relato para recrear el espíritu de sus oyentes, para ilustrados, para exaltar lo bueno y bello, para afirmar las reglas
y valores morales que rigen la conducta de su grupo social, para infundir el
temor a los castigos que sufren quienes infringen esas reglas, para explicar el
origen de las cosas, para describir las injusticias y demostrar que ellas no
quedan impunes, para cimentar en el alma del ser humano la esperanza, para
exaltar la imaginación, la fantasía de los oyentes; en fin, para describironducta de su grupo social, para infundir el
temor a los castigos que sufren quienes infringen esas reglas, para explicar el
origen de las cosas, para describir las injusticias y demostrar que ellas no
quedan impunes, para cimentar en el alma del ser humano la esperanza, para
exaltar la imaginación, la fantasía de los oyentes; en fin, para describir el
mundo terreno, celeste y social. El mismo objetivo tiene la literatura escrita.
En cada uno de los
números de esta revista hemos publicado un cuento folklórico. Si el lector
analiza con todo cuidado, reflexionando sobre cada pasaje de los cuentos a que
nos referimos, podrá comprobar cómo es cierto todo lo que afirmamos.
Para el folklorista o
el antropólogo, el cuento oral es, de acuerdo a cuánto hemos expuesto, una
fuente de conocimiento valiosísimo del modo de ser de cada pueblo. En el
cuento, el hombre de ciencia que estudia las causas que fijan las diferencias
de conducta, el modo de ser de cada pueblo, sus rasgos característicos, halla
en forma directa y viviente, la descripción de lo que se llama la cultura
material y la cultura espiritual de los grupos sociales. En el cuento puede
informarse acerca de cómo son los vestidos que usa determinado pueblo, en qué
consiste para ese pueblo lo malo y lo bueno y, por consiguiente, cuáles son las
aspiraciones a las que se encamina, qué ideales lo impulsan, qué piensa de
Dios, cuándo se considera que un hombre es fracasado y cuándo es un ejemplo
para su comunidad, qué se considera bello y qué es para él horrible, etc.,; en
fin, en el cuento no sólo el hombre de ciencia, sino cualquier lector, puede
encontrar la imagen total de un pueblo. Pero el hombre de ciencia, el
folklorista, tiene un método para
hacer estos descubrimientos en forma concluyente, clara y sistemática. En un
próximo artículo nos ocuparemos de este método, aplicándolo al cuento "El
lagarto", publicado en el N° I de "Cultura y Pueblo".
3 - Estudio del cuento.
En nuestro artículo
anterior nos referimos a cómo el cuento ha sido el tema predilecto, el más
cuidadoso y vastamente estudiado por los folkloristas. ¿Por qué?
El mito está vinculado con la religión. El mito es un relato, un cuento que
intenta explicar el origen del mundo en su conjunto, de lo que llamamos
universo, o bien de algunos de los aspectos del universo, por ejemplo, el
origen del hombre o la creación de las montañas o, en particular, de otros
elementos que forman el mundo exterior. En el N° 1 de la revista "Folklore
Americano" publicamos un mito recogido por el pintor R. Respaldiza, en el
pueblo de Simbilá (costa de Piura), que explica cómo el hombre, por consejo
maravilloso, aprendió a fabricar objetos de cerámica.
El mito rebasa los límites del Folklore como ciencia. Es materia fundamental del
estudio de las religiones, sin que esta afirmación signifique que un folklorista
no deba abordar el estudio de este problema.
Además; el cuento
folklórico frecuentemente está vinculado con los mitos o con la presencia de
personajes, cuya significación no podría entenderse sin el conocimiento de la
mitología particular de los pueblos y de los elementos comunes que en este gran
conjunto de la creación humana existen, a pesar de su diversidad y originalidad
particulares.
El cuento folklórico como el escrito por
los autores famosos o no, de la literatura erudita, es inventado con dos fines
primordiales: recrear, entretener al auditorio (oyente o lector) y para hacer
resaltar las normas, las reglas que se deben respetar para vivir en sociedad, o
bien para criticar estas normas, para denunciar sus imperfecciones. El cuento,
en general, refleja, describe con más exactitud que un tratado especialmente
dedicado a este tema, la realidad social de un pueblo: sus preocupaciones, lo
que considera como valioso y como negativo, lo que constituye éxito o
desventura para él, además de que describe casi todo el aspecto externo de cada
grupo humano: sus trajes, sus utensilios, la forma de sus cosas... En fin, el
cuento, como ya lo dijimos, puede servir de material suficiente que permita el
estudio de una sociedad dada en toda su extensión y hondura: lo moral, lo
espiritual y lo material; cuanto el hombre haya hecho para vivir
organizadamente, formando un conjunto social; lo que haya hecho en el campo
llamado espiritual: normas, creencias; y lo que haya hecho con sus manos para
vivir con 14 mayor comodidad posible: trajes, muebles, instrumentos.
En esta revista se han
publicado tres cuentos folklóricos. Vamos a referirnos al primero, "El
lagarto", en relación con las afirmaciones que acabamos de hacer.
Un interés especial ha
alentado a los folkloristas en sus estudios del cuento: el origen, es decir, la
procedencia del tema; la difusión de esos temas. ¿En qué otros cuentos de los
demás países del mundo figuran esos temas? ¿Cómo, por cuáles vías se han
difundido dichos temas? ¿Qué transformaciones o "aclimataciones" han
sufrido al ser incorporados en el repertorio particular de cada pueblo? ¿Qué
importancia, qué significación tienen esas transformaciones?
El cuento "El
lagarto" (N° 1 de "Cultura y Pueblo"), recogido en quechua en el
pueblo de Lucanamarca, Ayacucho, ofrece algunos temas que figuran en casi todos
los relatos de Europa y Asia: el protagonista que se encuentra frente a un gran
peligro sabe que ha de salvarse de él mediante un conjuro o un recurso de
defensa secreto; pero debe reprimir su curiosidad para culminar su liberación
y, siempre, la curiosidad lo derrota: la última esposa del Lagarto devorador de
mujeres sabe que obligando al monstruo a que se acueste primero en la noche de
bodas, podrá salvarse; pero le está prohibido encender la luz para mirar a su
sanguinario consorte; sin embargo, prende una vela, infringe la regla, y el
monstruo que se ha convertido, por obra del consejo mágico que le da la bruja,
en un joven bello y cautivador, se transforma en viento y desaparece. Por causa
de la curiosidad acrecentada por el temor en el caso de este relato peruano, la
muchacha, en lugar de salvar definitivamente al monstruo y a los padres que lo
engendraron, mata al Lagarto en el momento mismo de su liberación, cuando, por
fin, ha logrado ser convertido en un dulce y hermoso ser humano luego de haber
sido una bestia asquerosa y sanguinaria.
Pero este hecho tiene
una explicación de orden social: los padres del Lagarto habían sacrificado
varias muchachas a la voracidad maldita de su hijo y habían conseguido
satisfacer este atroz apetito únicamente porque eran ricos y poderosos. Como
eran tan ricos y tan poderosos pudieron pagar con dinero y bienes materiales la
vida de las mujeres que el monstruo devoraba. Un crimen de tal magnitud no
podía quedar impune en el contenido o el curso de un cuento; pues el relato ha
sido inventado precisamente para que los horrendos delitos que, frecuentemente
quedan impunes en la realidad cotidiana de la vida social, no aparezcan de ese
mismo modo en el cuento: allí se muestra cómo deben ser castigados. El pueblo
sentencia a la todopoderosa madre del Lagarto, a pesar de que la última
inocente esposa del monstruo se ha salvado: a que de uno de sus pechos lactará
por vida un sapo y del otro pecho una víbora.
Y si el lector lee con
todo cuidado el cuento al que nos referimos descubrirá inmediatamente quedos
principales protagonistas, los padres del insaciable Lagarto, no son indios
sino señores: el Lagarto aprende a leer, no puede escribir porque no tiene
dedos humanos. Sólo los hijos de los señores, es decir de los actuales
"wiracochas" o "mistis" gozaban del privilegio de poder
asistir a la escuela y mucho más aún de contar con maestros particulares, esa
es una característica por sí sola suficiente para demostrar que esos
protagonistas no son indios; pero hay otras: el cura celebra el matrimonio del
monstruo en su propia casa y no en la iglesia; esa merced no se concedía jamás
a los indios. Con estos datos el lector podrá encontrar otros rasgos
distintivos de los señores en los padres del Lagarto. En el cuento que
analizamos tan brevemente se castiga con rigor los pecados de estos
protagonistas y con un castigo de orden religioso local, es decir, según la
concepción religiosa de la conducta que tienen los indios de Lucanamarca.
Por otro lado, el
cuento muestra con minuciosidad descriptiva, importantísima para el
conocimiento de la realidad social, las "costumbres" conforme a las
cuales se celebran los matrimonios; qué opinión tiene el pueblo de una
comunidad indígena de los hombres casados que no tienen hijos, etc. Ese simple
cuento es un verdadero retrato de la realidad social de nuestros pueblos
andinos del centro y del sur, de cómo eran hasta la tercera década del presente
siglo. Debe, pues, tenerse muy en cuenta que un cuento folklórico es un
documento de valor no sólo literario, artístico, sino social, etnográfico.
Por eso resulta
peligrosísimo, un verdadero atentado contra el patrimonio de nuestro pueblo y
de nuestro país, alterar esos cuentos con la pretensión de "mejorarlos"
o "adornarlos"; constituye, además, ese hecho una muestra de
ignorancia. Y tal afirmación la podemos hacer extensiva a todas las
manifestaciones del folklore. Quien introduce detalles de su invención en el
material puro de una obra popular comete un pecado muy grave contra el propio
pueblo al cual, frecuentemente, estos adulteradores proclaman "amar".
Y quien con relativa honestidad cree que debe
arreglarlas expresiones del folklore para hacerlas más
"accesibles", está obligado a declarar cuáles son los arreglos que ha
introducido. Esta sería una forma también honesta de proceder. En cambio, los
que adulteran la música, los cuentos, las danzas folklóricas, para
"dignificarlos" como tantas veces se ha escuchado afirmar a algunos
irresponsables; éstos no tienen perdón de Dios. Su fatuidad debiera ser
sancionada mediante la censura pública, no punitiva ni prohibitiva, sino mediante
la denuncia del delito. Castigarlos como se hace con los que delinquen en el
contenido mismo del cuento.
En el próximo artículo
continuaremos ocupándonos del estudio de los métodos que se emplean para ese
fin.
4 - Estudio de los cuentos. Método de análisis.
En nuestro último
artículo sobre Folklore, publicado en esta revista, tratamos de demostrar que
los cuentos que el pueblo inventa "de oído" y trasmite de generación
en generación, oralmente, es decir contándolos en reuniones familiares, tienen no
sólo un valor artístico comparable al de las narraciones que escriben los
grandes autores, sino que acaso más que la obra de los escritores célebres, el
cuento folklórico refleja la realidad de la vida del pueblo que los inventa:
retrata sus costumbres., sus creencias, la idea que tienen del bien y del mal,
muestra cómo están instituidas las autoridades que imponen su voluntad o la
ley; si en tal pueblo hay ricos y pobres, en qué grado están diferenciados unos
de otros y porqué. Intentamos demostrar, analizando muy someramente el cuento
"El Lagarto", recogido de un pueblo del Departamento de Ayacucho,
hasta qué punto es cierto todo lo que afirmamos sobre el valor que muchos
cuentos tienen para estudiar la vida de los pueblos.
Para realizar el
análisis de los cuentos el Folklore como ciencia ha creado un método, luego de
muchos años de experiencia en la recopilación y en el estudio de este material.
Una finalidad principal persigue la aplicación de este método: descubrir la
procedencia de un cuento, su origen geográfico y humano; cuál pueblo inventó y
cómo era ese cuento en su forma, en su contenido, cuando fue creado. Los
cuentos se difunden, viajan por todo el mundo. Al trasmitirse de boca en boca
de una generación a otra el relato sufre algunos cambios, pero, sobre todo,
cuando alguien de distinta nacionalidad que el hombre que creó el cuento lo
recibe, inevitablemente, modificará sus detalles al contarlo a sus compatriotas
o paisanos. El narrador no lo recordará exactamente e incorporará en el relato
algunos pasajes de su invención; estos detalles serán tomados, casi
invariablemente, de la experiencia que tuvo en su propia comunidad; así el
cuento sufrirá una especie de "aclimatación", de
"adaptación" al nuevo medio en que es difundido.
Como en nuestro
artículo anterior, vamos a tratar de ilustrar con un ejemplo la mejor
comprensión del método y de los resultados que se obtienen aplicándolo al estudio
del cuento folklórico.
5 - Análisis del cuento "El hijo del
oso".
El folklorista
peruano, doctor Efraín Morote Best, hizo un estudio completo del muy difundido
cuento "El hijo del oso", narrado en quechua en toda la región sur y
central del Perú. Este trabajo fue publicado en la revista "Archivos
Venezolanos del Folklore" N° 5,1957-1958, de Caracas; nosotros hicimos
otro estudio del mismo cuento en un artículo inserto en "Folklore
Americano", Nos. 8-9, 1961, editado en Lima. Ambos estudios ofrecen un
material excelente para demostrar cómo los cuentos viajan y son modificados,
"aclimatados" al concepto que se tiene de la vida y de las cosas en
cada pueblo que adopta el relato.
En nuestro artículo
demostramos que el cuento "El hijo del oso" es de procedencia
española en cuanto se refiere al Perú. Es decir, que al Perú llegó de España.
No estamos en condiciones de afirmar si el cuento es de origen hispánico o si a
España, a su vez, llegó de otro país europeo o de Asia. Existe un monumental Índice de Motivos de cuentos que puede
ofrecer informaciones acerca de este tema, pero declaramos no haberlo
consultado con respecto al cuento que tratamos. El autor del Índice es el
folklorista norteamericano Stith Thompson que ha dedicado toda su vida al
estudio de los cuentos y que utilizó para escribir su obra los resultados de
investigaciones y obras importantísimas de los folkloristas finlandeses,
especialmente los de Aarne, con quien trabajó y con cuya colaboración escribió
su primer Índice. Y ahora vamos al tema:
El Folklore divide los
cuentos en motivos. Se llama motivos
a los elementos mínimos de un relato, en cuanto contienen un pasaje importante
y completo en sí mismo. Estos motivos se numeran. Cuando se tiene una
recopilación suficientemente abundante de las variaciones o variantes de un
cuento se observa cuáles motivos se
repiten siempre y de ese modo se establece un índice de motivos de ese cuento.
Luego este índice se compara coritos motivos de cuentos semejantes que se
relatan en otros países (*). De ese modo, se puede descubrir cuáles son los
motivos comunes y sus variantes, cuáles los motivos diferentes, y estudiar las
causas por las que aparecen las variantes y los motivos diferentes. Así se podrá descubrir cómo dichas causas son
distintas y que la principal reside en la diferencia
de cultura de los pueblos, aunque pueden haber intervenido en la
modificación del relato algunas circunstancias muy especiales, como el tipo de
ocupación o de categoría social del que por primera vez difundió el relato en
un pueblo y la clase de personas que lo escucharon, asimismo, por primera vez. Las
propias variantes con que se narra el cuento a lo largo de un país estarán
determinadas por las características especiales de las costumbres regionales y
de su geografía. En el norte del Perú donde no existe la creencia sobre los condenados, el hijo del oso no culmina
sus hazañas en una lucha mortal contra un condenado; en Chile, donde no existen
osos, no es este animal el que rapta mujeres sino el puma. Pero no nos
adelantemos mucho y vayamos ahora al fondo del asunto:
En el libro de Aurelio
Espinoza "Cuentos Populares Españoles", publicado por la Universidad
de Stanford, vol. III, encontramos varios cuentos que narran aventuras del hijo
que un oso tiene en una mujer que ha raptado. Se publican con el título de
"Juan Oso". Quedamos sorprendidos por la semejanza o casi identidad
de los cuentos que oímos en quechua y los que leímos en el artículo de Morote
con éstos, que Aurelio Espinoza recogió en España. Para determinar claramente
las variantes fijamos un índice de
motivos de los cuentos españoles con el siguiente resultado:
1.
Un oso
rapta a una mujer.
2.
La lleva a
su cueva y la encierra allí.
3.
La cueva
puede ser abierta o por la fuerza extraordinaria del oso o mediante la
pronunciación de una frase mágica.
4.
La mujer
concibe un hijo del oso.
5.
Cuando el
oso hijo ha crecido libera a su madre y huyen ambos.
6.
El oso
hijo mata al padre.
7.
Madre e
hijo vuelven al hogar y al pueblo nativo de la madre.
8.
El hijo
del oso tiene una fuerza descomunal y no conoce el miedo.
9.
Por las
dificultades que causa su fuerza extraordinaria el hijo del oso sale del pueblo
o es obligado a salir.
10. Antes de partir pide o manda hacer un bastón o
una porra de peso descomunal.
11. En su peregrinación el hijo del oso realiza
hazañas sobrehumanas.
12. La proeza culminante es la lucha contra
demonios y diversos tipos de monstruos que tienen bajo su poder a bellas
princesas y tesoros.
13. El hijo del oso recibe en premio el matrimonio
con una de las princesas.
Luego aplicamos este
índice a los relatos peruanos que tienen por tema las aventuras del hijo del
oso (Ukumariq Churín) y encontramos que el motivo 3 de "Juan Oso" se
repite en cuatro cuentos recogidos por Morote, pero con variaciones locales: en
uno de estos cuentos el Ukumari (oso) repite las siguientes frases, para que la
puerta de la cueva en que tiene encerrada a una mujer se mueva: "Ábrete
perejil" –dice– y "Ciérrate culantro". En otro, pronuncia dichas
frases en quechua: "Kichaykuy perejil", "Wesqaykuy
culantro". En la versión bilingüe que publicamos en "Folklore
Americano" no aparece este motivo pero, en cambio las variantes de los
motivos 10, 12 y 13 son singularmente importantes. Debemos advertir, antes, que
el índice para el cuento español comprende motivos que aparecen casi en su
totalidad en las versiones peruanas; que estas versiones existen en nuestro
país tanto en quechua como en castellano.
Las variantes de los
motivos a que nos hemos referido en el acápite anterior y que figuran en el
cuento "Maqta Peludo" (Joven Velludo) publicado en la revista "Folklore
Americano", son las siguientes:
Motivo N"10. El hijo del oso no recibe ninguna arma
contundente antes de partir de su pueblo en su viaje, donde realizará sus
mejores hazañas; al Magia Peludo (hijo del oso) le obsequia su padrino, el
cura, un perro, que será mucho más útil que cualquier arma.
Motivo N" 12. El 11 no figura en este punto del relato,
porque las aventuras "sobrehumanas" las ha realizado antes, en su
propio pueblo. La proeza culminante del hijo del oso (Maqta Peludo) consiste en
su lucha con un condenado. El tal condenado es el dueño de una gran hacienda
que se condenó por haber sido cruel y
ladrón con sus "colonos" (siervos) de su hacienda. La condenación, según la creencia
quechua, consiste en una supervivencia terrena monstruosa después de la muerte.
El condenado se convierte en
antropófago que devora a sus hijos, a su madre y a cuanto ser humano se pone a
su alcance. El hijo del oso se encuentra, a poco de haber iniciado el viaje,
con unos indios espantados que le ruegan que no siga por ese camino, pues lo
conducirá inevitablemente a la casa-hacienda del condenado. Pero el Maqta
Peludo no desea otra cosa que una lucha con un contender que sea como él,
sobrehumano, pues, el hecho de poseer una fuerza descomunal a causa de su
ascendencia animal paterna, es otra condenación para él. Durante tres noches
sostiene una pelea pavorosa con el condenado. A cada golpe de hacha o de
barreta que el Maqta Peludo aplica al
infernal hacendado muerto, saltan del cuerpo de la víctima trozos de fuego que
el perro del hijo del oso devora. Los trozos de fuego son la carne del condenado que no puede volver al cuerpo
porque el perro lo digiere y lo defeca al instante. Al cabo, el condenado es
vencido y salvado, porque este personaje tan típico de la concepción religiosa
hispano-india se redime sólo cuando algún ser más fuerte le vuelve a dar la verdadera muerte. Pero el Maqta Peludo también se redime, porque
en la lucha que es descrita con caracteres misteriosos, se ha liberado de la
involuntaria fuerza descomunal que no le permitía vivir como un ser humano
corriente, pues lo convertía en peligro para los otros habitantes de su
comunidad. En la mesiánica pelea ha perdido sus fuerzas sobrehumanas, se ha
convertido en un hombre normal, tranquilo y hasta tierno.
Motivo N°13. El Maqta Peludo es premiado
por el hacendado, a quien salva, con el obsequio de sus tierras y de todo el
oro y la plata mal habidas que acumuló durante su vida; además le da a su
propia hija en matrimonio. El hijo del oso se convierte así, en el cuento
quechua, en dueño generoso de hacienda, luego de recibir la confesión del condenado de que el castigo religioso lo
recibió por avaro, abusivo y cruel.
De este modo,
descubrimos que el cuento español "Juan Oso", al difundirse en el
Perú y penetrar hasta las capas más profundas de la población de habla quechua,
es incorporado y adaptado por los indios a su propio mundo o cultura, pues da
al relato un contenido religioso y Moralizante que no tiene, el original
español, cuento simplemente maravilloso, en cuanto que las hazañas se realizan
en un ambiente de maravilla y no natural. El peruano aparece en todos sus
motivos como verosímil, Casi como realista, e infunde a los oyentes el terror
por la infracción de las reglas morales de la comunidad: quien roba el trabajo
ajeno, quien abusa de su condición social superior sufrirá un espantoso
castigo, no en la otra vida sino aquí mismo; se convertirá en condenado, errabundo e insaciable
antropófago. Por otro de, quien es víctima de un estigma involuntario, como el
hijo del oso, podrá redimirse si realiza una hazaña sobrehumana para salvar a
algún semejante. Los símbolos y significación de este cuento en sus
versiones españolas y quechua son muy distintos; el esqueleto de los mismos, los motivos, aunque sustancialmente variados,
en el fondo, siguen repitiendo la fórmula de su modelo original.
Quien haya
comprendido, si se ha logrado explicar con claridad suficiente, el método de
estudio de los cuentos y el valor de ellos para el conocimiento de la cultura
de los pueblos, no creemos que intentará introducir variaciones personales,
caprichosas, al recoger un cuento folklórico, porque entonces cometerá un verdadero
crimen contra el patrimonio de la cultura a la cual anhela prestar un servicio.
Antes que la vanidad, la verdad, es una respetuosa recomendación a nuestros lectores
aficionados al Folklore.
Estos cinco artículos de JOSE MARIA ARGUEDAS
fueron escritos para Cultura y Pueblo, Nos. 1, 2, 3, 4 y 6 (1964-1965).
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