Por Jorge Wilson Izquierdo.
La ciudadela
Machu-Picchu está a la izquierda del río Urubamba en el valle Vilcanota, a 2450
m. de altura en el Cusco, rodeada de vertiginosos abismos. Todavía se discrepa
si es factura inca o anterior a ésta. Ha sido edificada con bloques exactos de
piedra, en la estrecha pendiente de unos 400 m. entre el Huayna-Picchu (pico
joven, más alto) y el Machu-Picchu (pico viejo). Comprendía una zona agraria
con andenes de hasta 4 m. de alto y otra urbana con construcciones de un piso y
agudos techos de madera e ichu (paja), entre un telúrico entorno de selva
tropical.
Han permanecido allí,
azotados por sol, viento y soledad, vestigios de palacios, viviendas en calles
perfectas, acueductos, talleres, criaderos de víboras, cárcel y el observatorio
solar o Intihuatana. Con fines religiosos el Templo del Sol, a su lado un
centro ceremonial y a la derecha los aposentos del inca. Allí también la Plaza
Sagrada y la residencia del Willac Uno (sumo sacerdote). Portadas, hornacinas y
ventanas trapezoidales. Una de sus piedras tiene más de 16 ángulos y otras dos,
30. En el bar de industrias habrían beneficiado chuño y harina de maíz
imperial. Las escalinatas, suman más de 3000 peldaños enlazando las diferentes
partes. El torreón. Todo piedra. Así, en la época del Incario Histórico, o sea
desde 1438 hasta 1532, en que los españoles trajeron la conflagración. Machu
Picchu fue mudo testigo y posiblemente refugio de unas (princesas al servicio
del Sol y del Inca), en sueño eterno y a sus osamentas: 109 de ellas, 22 de
hombres y 4 de niños que habrían tratado de preservar la esencia de sus ritos.
Todo con manos del abandono por alrededor de 350 años, derrumbándose, bajo el
apático vuelo de pájaros solitarios, urpis, cóndores y korakenkes.
En 1875, el viajero
francés Charles Wienner lo supo, pero abortó su intento de encontrarle. Y era
asiduo el rumor de que Agustín Lizárraga con algunos acompañantes, lo había
logrado. Por entonces, el explorador yanqui Hiram Bingham, quería ubicar a
Vilcabamba, en cuyas montañas se refugió y murió Manco Inca tras mantener en
jaque a los invasores en 1536. Pero estas noticias lo desviaron y con una
comisión de la Universidad de Yale (EE.UU.), acometió la empresa guiado por
Melchor Arteaga, un natural de Mandorbamba que aseguraba lo de las ruinas.
Entonces, pese al aura
de supersticiones que suele rodear a las "ciudades fantasmas o
perdidas", Hiram Bingham pagó bien y trocheando el monte pertinaz, arribó
con asombro ante algo increíble: ¡Machu-Picchu! Atónito, escribió: "¿Podrá
alguien creerme lo que aquí he encontrado?"...Tal vez no fue el primero en
llegar, pero sí al que un interés científico le supo sacar del anonimato a esa
joya arquitectónica de América en poder del Perú. Realizadas las excavaciones,
sacaron miles de ceramios, objetos de plata, oro, cobre, bronce y de piedra,
primorosamente artísticos, que fueron llevados a Yale y que, al cabo de CIEN
ANOS, estamos reclamando sea repatriada la totalidad de lo que se llevaron.
Debido al ensamblaje
inexplicable de los muros, existía el Mito del Kak'aqlla: al ave que por saber
aquel secreto le arrancaron la lengua para que no lo revelara. O que también se
debía a unas hojas vegetales que "disolvían" la roca y, con ese
barro, vaciaban los bloques en cuyas
junturas no cabe un alfiler.
A Machu-Picchu no se
le desentrañará del todo jamás. Bingham creyó ver allí la "cuna mítica de
la élite inca o Tambutoco"; Luis E. Valcárcel, "una legendaria
fortaleza que 1ª custodiaba Vilcabamba" y otros que, por ocupar una zona
andino-selvática, haya sido una estrategia de avance hacia la Amazonía
fronteriza del Cusco. Quedando en suspenso los altares rituales de piedra, las
fuentes mágicas de agua y el propio lugar inaccesible y siniestro por donde
filtrarían pentafónicas arias de guerra, danza o del ofertorio de las Vírgenes
del Sol mientras cóndores y nubes pasaban y pasaban.
Si usted a una
fotografía de Machu-Picchu (Encontramos
escrito Machupicchu o Machu Picchu, pero en el Diccionario Peruano Documental
del Perú (pág. 67, 1971), aparece Machu —Picchu, con guión intermedio),
ladea hacia la izquierda, distinguirá el perfil gigantesco de un rostro indio.
¿Tendrá relación con algo o será casualidad?
Entre quienes le han
cantado están Pablo Neruda, Martín Adán, Julio Garrido, César Toro Montalvo,
etc. Y un escritor paisano nuestro, Oscar Medina Zevallos, nacido en Chalán, se
convirtió en un best seller internacional con su libro "El enigma de
Machu- Picchu, 500 años después" (1999).
Así fue ascendiendo a
su gloria esta grandiosa reliquia histórica y turística. Primero declarada
Patrimonio Nacional del Perú, después de la Humanidad y, finalmente, una de las
SIETE MARAVILLAS DEL MUNDO MODERNO (2007). Y como este próximo 24 de julio, se
cumple un siglo de haber sido descubierta, el 2011 ha sido denominado por el
gobierno "Año del Centenario de Machu-Picchu para el Mundo", por ser
de justicia.
De la revista El Labrador, mayo 2011.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario