Por Tito Zegarra Marín.
Celendín es una de las
13 provincias que conforman el departamento de Cajamarca, ubicada al sur este
del mismo e integrada en la actualidad por 12 distritos; su extensión
territorial es de 2641.59 Km2, con una altitud que varía entre 1000 m. y 4200
m. s. n. m. y una temperatura promedio de 13. 7° C y 915 mm de precipitación
pluvial; presenta una topografía severamente accidentada y, como veremos,
mantiene una población con poco índice de crecimiento y mayoritariamente rural,
amén de la particular y difícil situación socio - económica.
Sus características
son diversas y variadas, pero entre aquellas de importancia y de interés para
al presente estudio, están dos: la primera, referente a la situación física estratégica
y privilegiada de la provincia, en tanto se constituye en única puerta de
entrada a la Amazonía, viable y directa, para Cajamarca y las provincias que
constituyen el bloque del sur del departamento, incluyendo Hualgayoc; y, la
segunda, con relación a la realidad física e hídrica, la cual, aunque compleja
y diversificada, es base principal para promover el desarrollo productivo.
Precisamente, esa particular situación geográfica de nexo natural entre pueblos
de las tres regiones y la inquietud por conocer las potencialidades
productivas de la provincia, motivaron la ejecución del presente trabajo.
BREVE REFERENCIA HISTÓRICA
Como todos los
pueblos, Celendín tiene su historia, similar a muchos, pero con sus propias
particularidades. Sus orígenes se remontan a la época preincaica. El escritor
celendino Jorge Wilson Izquierdo, en la revista Orbita No. 2, anota que el
actual valle de la ciudad, fue una laguna llamada Hananchanconcha (culebra de
laguna o espejo del dios Inti), la misma que desapareció por el norte rumbo al
río la Llanga bajando por Pallac, debido a un hundimiento terráqueo que dejó
una hermosa explanada entre colinas al oeste del río Marañón. Durante el
incario peruano a esa planicie, dentro del área de los caxamallcas, se la
conoció con el nombre de Hananchampampa donde, posteriormente tuvo asiento la
comarca Llamadín, alrededor del cual se formaron otros cinco casicazgos:
Chumuch, Chimuch, Huauco, Oxamarca y Sorochuco.
En la época del
descubrimiento y conquista, el aventurero español Hernando de Mori Alvarado se
adueña de Llamadín convirtiéndolo en hacienda en 1550, la que pronto fue
ocupada por vascos, portugueses y judíos. Esta hacienda compró Melchora
Vergara, con el nombre de hacienda Chilindrín, pasando después a la
administración de Juan José de Chuquivala como propiedad del monasterio
Inmaculada Concepción, cuyo nombre adoptó la hacienda, construyéndose la
iglesia Purísima Concepción en su honor. Hacia 1741, en todo el ámbito provincial
existían cinco haciendas como las más importantes cercanas a la futura ciudad,
estas fueron: Pallán, Jerez, Zelendín, Las Guayabas y Tincat. Los principales
centros poblados, comunidades y distritos hoy existentes son, de una u otra
manera, expresión inequívoca de la existencia de esas haciendas, de las
relaciones socio productivas que se dieron al interior de ellas, cuya matriz lo
constituyeron los núcleos familiares y conglomerados sociales sometidos y
diseminados por diferentes espacios más o menos favorables a la vida en común.
Celendín, como ciudad,
tiene también su propia e interesante historia que se traslada al siglo XVIII.
El estudioso celendino, sociólogo Wilder Sánchez Sánchez, al respecto, en la
Revista El Labrador No 10, nos dice lo siguiente: en 1782 el entonces Obispo de
Trujillo, don Baltazar Jaime Martínez de Compañón, realizó una visita a la
ciudad de Chachapoyas y, a su paso por la hacienda de Zelendín, aconsejó a los
moradores de origen español afincados en ella, comprarla para constituir una
población de españoles. Fue así como el 23 de junio de 1785 aquellos moradores
iniciaron los trámites oficiales para adquirir no sólo la hacienda de Zelendín,
sino también las de Llanguat, Sisnalla y Santa Catalina, que eran anexas a la
de Zelendín. Por aquél entonces los trámites eran muy engorrosos y pasaban por
muchas instancias. Pero entre los acontecimientos más importantes de la
tramitación estuvieron las diligencias de deslinde y tasación de las referidas
haciendas, para lo cual Martínez de Compañón nombró como Juez Comisionado a don
Miguel Antonio de Iglesia y Merino que ostentaba los cargos de Abogado de la
Real Academia de Lima y Examinador Sinodal del Obispado de Trujillo, entre
otros. Otro hecho jurídico de trascendencia fue el acto de remate de las
haciendas, y, el más importante el acto de posesión a los interesados.
Concluidos los
trámites y diligencias de deslinde, con fecha 6 de setiembre de 1793, se llevó
a cabo el acto de posesión de la hacienda de Zelendín, Llanguat y Sisnalla
(Sypnaya). A partir de esa fecha y como aún no se encontraban concluidos los
trámites de compra, se apresuraron los mismos, donde jugó papel importante el
cura José Cavello, gestionando moratoria o ampliación del plazo de pago por la
hacienda, planificándose al mismo tiempo el establecimiento de una nueva
población llamada Amalia de Zelendín, cuyo expediente de creación, con la
aprobación del Obispo Martínez de Compañón, fue elevado a la corona española,
solicitándole se le otorgue el título de ciudad o villa. Con fecha 19 de
diciembre de 1802, el Rey Carlos IV, aprobó la creación de Celendín concediéndole
el título solicitado.
Así nació la ciudad de
Celendín. Fruto del esfuerzo organizado de sus pobladores aborígenes, españoles
e indígenas, planificada rigurosamente en su estructura espacial urbana, con
gran visión de futuro. Como provincia, integrante del departamento de
Cajamarca, fue creada por Ley, el 30 de septiembre de 1862.
DESARROLLO E INSTITUCIONES LOCALES EN CELENDÍN
El desarrollo local o
provincial, en el marco conceptual del presente trabajo, es el proceso a través
del cual y como primera prioridad debe promoverse decididamente la producción
de bienes y servicios, con el objetivo de mejorar la calidad de vida de la
población asentada en un ámbito geográfico. Mejorar la calidad de vida implica,
a su vez: incremento de los niveles de ingreso y ocupación de la población local,
mejora notoria en los estándares de alimentación, incremento de la cobertura y
calidad de los servicios y mejora substancial de la educación, entre otros.
B. Caravedo, señala
que: "el desarrollo en un ámbito local es una cuestión que requiere de
vínculos positivos o alianzas entre los diversos sujetos sociales que
caracterizan el ámbito local. No es ni responsabilidad exclusiva de las
instancias de gobierno, ni responsabilidad exclusiva de la sociedad civil organizada.
Es una responsabilidad compartida" (Baltasar Caravedo. "Desarrollo
Social y Desarrollo Local" En: Descentralización Ahora, ASODEL, Cajamarca,
1998, p. 57.)
En base a estas dos
premisas: el desarrollo productivo y sus actores, es que, desde hace algunos
años, venimos reflexionando sobre la posibilidad de encontrar nuevos mecanismos
y medios que desde una nueva óptica contribuyan a apoyar el desarrollo de la
provincia de Celendín, sobre todo, cuando constatamos que la municipalidad
provincial y las distritales, han concentrado muchos de sus esfuerzos y
accionar en el objetivo de alcanzar el despegue físico de sus localidades,
desatendiendo e incluso relegando aquello que para nosotros es vital: la capacidad
productiva de los mismos. Por eso, es de urgencia encontrar, sino nuevas, por
lo menos mejores ideas y estrategias a las cuales recurrir para, ojalá, ver a
nuestra provincia en otras condiciones que permitan crecer no sólo físicamente
sino, en lo más esencial, productivamente.
Estas reflexiones
surgen, pues, a propósito de que se está observando que muestras instituciones
municipales en los últimos tiempos están dedicados, se puede decir en forma
prioritaria, a poner en ejecución interesantes programas de mejoramiento
infraestructural y a apoyar algunos proyectos con esas características.
Realidades éstas que evidentemente son bienvenidas y obedecen a justificadas
expectativas de la población y a la lógica racional de sus actores, se presentan
como obras y acciones eminentemente pragmáticas de gran aceptación social y
apuntan a remozar los soportes urbanos, proyectando imágenes de ciudades
relativamente adelantadas.
Sin embargo, el rostro
físico no es lo único ni lo fundamental. Es importante sí, y obviamente expresa
cierto nivel de progreso de una ciudad, pero detrás de esta realidad, se
encuentra otra que pareciera olvidada o ignorada: se trata, del grave problema
socio económico, en especial la pobreza extrema y la carencia de fuentes de
trabajo, con sus inevitables consecuencias: alta desnutrición infantil, elevado
índice de analfabetismo, agudo problema migracional, carencia de servicios básicos
para la gran mayoría de la población, agudización de problemas sociales y
otras.
Como se ha hecho
público, el departamento de Cajamarca, de acuerdo al mapa de pobreza elaborado
por Foncodes, 2000, ocupa el segundo lugar como departamento muy pobre del
país, con un índice de pobreza del 51.1 % (el primer lugar lo ocupa
Huancavelica) y, a nivel provincial, Celendín, ocupa el puesto 43, en el
estrato de muy pobres, de un total de 194 provincias, Bolívar ocupa el puesto
5, Cajamarca, el 116 y Chachapoyas, el 120.
En el siguiente
cuadro, N° 04, sobre indicadores de la provincia de Celendín, llama la atención
que el índice absoluto de pobreza sea del orden del 54 %, lo que quiere decir
que de cada 100 personas, 54 se encuentran en situación de muy pobres y el
índice de desnutrición llega al 40% (39.99 %). Se observa igualmente que
contamos con distritos en extrema pobreza: Chumuch, Miguel Iglesias y Pallán,
los restantes se encuentran en condición de muy pobres y pobres. Se puede leer
que existe déficit de atención en salud (78. 39 % de la población no atendida),
en servicios básicos, sin desagüe (82.65%), sin electricidad (87, 18%), etc.
Es necesario anotar
también que en la provincia existe un distrito que registra desnutrición
superior al 50 %, se trata del distrito de Chumuch, situación realmente
delicada. Igual, en las provincias del espacio regional aludido existen
distritos en condiciones parecidas, como se puede observar a continuación.
De igual manera, por
ser de interés y constituir datos oficiales, aunque han sido obtenidos hace
casi 10 años, pero no por ello dejan de tener valor, consignamos algunos
indicadores proporcionados por el INEI, Cajamarca.
Es evidente que
proponerse a enfrentar esta realidad, en mucho, escapa o está más allá de las
posibilidades de darle solución vía autoridades e instituciones locales. Nos
encontramos ante una problemática que afecta e incumbe al país en su conjunto,
cuyas formas de darle solución tienen que ver más con las políticas de Estado
que con las acciones que interna o localmente se programen y ejecuten. En la
medida que estas políticas y decisiones estén encaminadas a corregir la
situación de país atrasado o subdesarrollado, en el marco de una sociedad
democrática, igualitaria y de justicia social, los pequeños pueblos estarán en
mejores condiciones de superar muchos de sus problemas.
Lo expresado, sin
embargo, desde ningún punto de vista exime de responsabilidad a instituciones y
dirigentes que están al frente de sus pueblos. Ante una situación como la
mencionada, es de urgencia y quizá imprescindible, asumir nuevas posiciones
para procurar revertir en algo esa difícil y penosa realidad social, propiciando,
al mismo tiempo, mejores y efectivas formas de desarrollo. Se nos dirá, y es
cierto, que nuestras instituciones en su labor cotidiana están sujetas y se
orientan conforme a normas y planificaciones, y que, a lo sumo, su aporte en
este terreno tiene un carácter indirecto a través de trabajos temporales en una
u otra obra física o la prestación de algunos servicios. Sin embargo, urge redefinir
roles, evaluar prioridades, reflexionar sobre las tradicionales formas de
concebir el desarrollo, de tal manera que, con imaginación, creatividad y
firmeza, se afronte tan dramática situación. Por ello, podemos decir, que se
tiene ante sí una responsabilidad ética e histórica que linda con el bienestar
y la vida de quiénes le dan razón de ser a los espacios socios geográficos.
En este sentido,
corresponde también, a las instituciones y autoridades locales el grave e
ineludible compromiso de encausar, directa e indirectamente, los destinos de
sus colectividades hacia mejores formas y calidad de vida. Entre estas
instituciones están, en primer lugar: la Municipalidad Provincial al lado de
todas las Municipalidades Distritales, los sectores representativos del Estado:
Agricultura, Educación y Salud, las organizaciones mixtas y privadas como:
PRONAMACHS y las ONGs, la Iglesia y otras organizaciones sociales y gremiales.
La mayoría de ellas, deben redefinir sus roles y parte importante de sus planes
de trabajo, enmarcados dentro de esa nueva concepción para, solo así, abordar y
dar solución a la problemática socio -económica de sus pueblos.
TESIS CENTRAL SOBRE EL DESARROLLO DE CELENDÍN
En virtud a lo
explicado, las ideas aquí expuestas tienen ese propósito: reflexionar sobre
dicha realidad, a la espera de que sirvan para un mejor análisis y comprensión
de situaciones y problemas comunes. La tesis propuesta se sustenta en lo
siguiente:
La provincia de Celendín, al igual que muchas
otras, para desarrollarse y consecuentemente mejorar la calidad de vida de su
población tiene que concentrar todos sus esfuerzos en el objetivo de
convertirse en zona eminentemente productiva; lo que significa, promover
decididamente toda acción y medida orientada a la producción de bienes y
servicios para, de esa manera, servirse de ellos y servir económicamente a los
pueblos de su entorno, como paso inevitable en su desarrollo.
En consonancia con
esta tesis se puede afirmar que pueblo que no produce o que no tiene posibilidades
de generar riqueza está condenado a estancarse o a languidecer. Sólo la opción
de crear riqueza o, lo que es lo mismo, la capacidad de producir materialmente,
es garantía y base para que objetivamente se pueda dar el desarrollo. Pero
producir es un proceso complejo y difícil que se da entre muchas variables y
circunstancias contextuales del país y que exige mucha imaginación, decisión y
apoyo institucional. Implica, movilizar un conjunto de medios para,
aprovechando los pocos recursos naturales que se tiene, no sólo mejorar la poca
capacidad productiva, sino también generar nuevas fuentes productivas, de tal
manera que se amplíen las posibilidades de ingreso familiar, la cobertura
ocupacional y de trabajo y, como consecuencia, se tienda progresivamente a
satisfacer necesidades básicas como la alimentación, educación y salud.
Potenciar la
producción significa, igualmente, producir no sólo para el autosostenimiento o
autoconsumo familiar sino, para incursionar agresivamente en el mercado local,
regional y nacional, vía clave y única en el proceso de captación de ingresos,
indispensables en la gran empresa de cambiar substantivamente la situación
socioeconómica de nuestros pueblos. Producir, en estos términos, es igual a
desarrollo.
La presente tesis,
precisamente, se basa en esos conceptos por lo qué, explicarla y sustentarla
desde mi particular concepción de concebir el desarrollo, obliga en primer
lugar, conocer y analizar los principales factores estructurales físicos y
económicos sobre los que se desarrolla la vida social y productiva de la
provincia, como elementos claves para la producción y recursos base para la
formulación de los ejes estratégicos de desarrollo. Veamos a cada uno de ellos.
De libro Cajamarca – Celendín, Tras la ruta de
su regionalización y desarrollo.
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