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miércoles, 4 de julio de 2012

Escenario: CELENDÍN TRAS LA BÚSQUEDA DE SU DESARROLLO

Por Tito Zegarra Marín.
Celendín es una de las 13 provincias que conforman el departamento de Cajamarca, ubicada al sur este del mismo e integrada en la actualidad por 12 distritos; su extensión territorial es de 2641.59 Km2, con una altitud que varía entre 1000 m. y 4200 m. s. n. m. y una temperatura promedio de 13. 7° C y 915 mm de precipitación pluvial; presenta una topografía severamente accidentada y, como veremos, mantiene una población con poco índice de crecimiento y mayoritariamente rural, amén de la particular y difícil situación socio - económica.

Sus características son diversas y variadas, pero entre aquellas de importancia y de interés para al presente estudio, están dos: la primera, referente a la situación física estratégica y privilegiada de la provincia, en tanto se constituye en única puerta de entrada a la Amazonía, viable y directa, para Cajamarca y las provincias que constituyen el bloque del sur del departamento, incluyendo Hualgayoc; y, la segunda, con relación a la realidad física e hídrica, la cual, aunque compleja y diversificada, es base principal para promover el desarrollo productivo. Precisamente, esa particular situación geográfica de nexo natural entre pueblos de las tres re­giones y la inquietud por conocer las potencialidades productivas de la provincia, motivaron la ejecución del presente trabajo.

BREVE REFERENCIA HISTÓRICA
Como todos los pueblos, Celendín tiene su historia, similar a muchos, pero con sus propias particularidades. Sus orígenes se remontan a la época preincaica. El escritor celendino Jorge Wilson Izquierdo, en la revista Orbita No. 2, anota que el actual valle de la ciudad, fue una laguna llamada Hananchanconcha (culebra de laguna o espejo del dios Inti), la misma que desapareció por el norte rumbo al río la Llanga bajando por Pallac, debido a un hundimiento terráqueo que dejó una hermosa explanada entre colinas al oeste del río Marañón. Durante el incario peruano a esa planicie, dentro del área de los caxamallcas, se la conoció con el nombre de Hananchampampa donde, posteriormente tuvo asiento la comarca Llamadín, alrededor del cual se formaron otros cinco casicazgos: Chumuch, Chimuch, Huauco, Oxamarca y Sorochuco.

En la época del descubrimiento y conquista, el aventurero español Hernando de Mori Alvarado se adueña de Llamadín convirtiéndolo en hacienda en 1550, la que pronto fue ocupada por vascos, portugueses y judíos. Esta hacienda compró Melchora Vergara, con el nombre de hacienda Chilindrín, pasando después a la administración de Juan José de Chuquivala como propiedad del monasterio Inmaculada Concepción, cuyo nombre adoptó la hacienda, construyéndose la iglesia Purísima Concepción en su honor. Hacia 1741, en todo el ámbito provincial existían cinco haciendas como las más importantes cercanas a la futura ciudad, estas fueron: Pallán, Jerez, Zelendín, Las Guayabas y Tincat. Los principales centros poblados, comunidades y distritos hoy existentes son, de una u otra manera, expresión inequívoca de la existencia de esas haciendas, de las relaciones socio productivas que se dieron al interior de ellas, cuya matriz lo constituyeron los núcleos familiares y conglomerados sociales sometidos y diseminados por diferentes espacios más o menos favorables a la vida en común.

Celendín, como ciudad, tiene también su propia e interesante historia que se traslada al siglo XVIII. El estudioso celendino, sociólogo Wilder Sánchez Sánchez, al respecto, en la Revista El Labrador No 10, nos dice lo siguiente: en 1782 el entonces Obispo de Trujillo, don Baltazar Jaime Martínez de Compañón, realizó una visita a la ciudad de Chachapoyas y, a su paso por la hacienda de Zelendín, aconsejó a los moradores de origen español afincados en ella, comprarla para cons­tituir una población de españoles. Fue así como el 23 de junio de 1785 aquellos moradores iniciaron los trámites oficiales para adquirir no sólo la hacienda de Zelendín, sino también las de Llanguat, Sisnalla y Santa Catalina, que eran anexas a la de Zelendín. Por aquél entonces los trámites eran muy engorrosos y pasaban por muchas instancias. Pero entre los acontecimientos más importantes de la tramitación estuvieron las diligencias de deslinde y tasación de las referidas haciendas, para lo cual Martínez de Compañón nombró como Juez Comisionado a don Miguel Antonio de Iglesia y Merino que ostentaba los cargos de Abogado de la Real Academia de Lima y Examinador Sinodal del Obispado de Trujillo, entre otros. Otro hecho jurídico de trascendencia fue el acto de remate de las haciendas, y, el más importante el acto de posesión a los interesados.

Concluidos los trámites y diligencias de deslinde, con fecha 6 de setiembre de 1793, se llevó a cabo el acto de posesión de la hacienda de Zelendín, Llanguat y Sisnalla (Sypnaya). A partir de esa fecha y como aún no se encontraban concluidos los trámites de compra, se apresuraron los mismos, donde jugó papel importante el cura José Cavello, gestionando moratoria o ampliación del plazo de pago por la hacienda, planificándose al mismo tiempo el establecimiento de una nueva población llamada Amalia de Zelendín, cuyo expediente de creación, con la aprobación del Obispo Martínez de Compañón, fue elevado a la corona española, solicitándole se le otorgue el título de ciudad o villa. Con fecha 19 de diciembre de 1802, el Rey Carlos IV, aprobó la creación de Celendín concediéndole el título solicitado.

Así nació la ciudad de Celendín. Fruto del esfuerzo organizado de sus pobladores aborígenes, españoles e indígenas, planificada rigurosamente en su estructura espacial urbana, con gran visión de futuro. Como provincia, integrante del departamento de Cajamarca, fue creada por Ley, el 30 de septiembre de 1862.

DESARROLLO E INSTITUCIONES LOCALES EN CELENDÍN
El desarrollo local o provincial, en el marco conceptual del presente trabajo, es el proceso a través del cual y como primera prioridad debe promoverse decididamente la producción de bienes y servicios, con el objetivo de mejorar la calidad de vida de la población asentada en un ámbito geográfico. Mejorar la calidad de vida implica, a su vez: incremento de los niveles de ingreso y ocupación de la población local, mejora notoria en los estándares de alimentación, incremento de la cobertura y calidad de los servicios y mejora substancial de la educación, entre otros.

B. Caravedo, señala que: "el desarrollo en un ámbito local es una cuestión que requiere de vínculos positivos o alianzas entre los diversos sujetos sociales que caracterizan el ámbito local. No es ni responsabilidad exclusiva de las instancias de gobierno, ni responsabilidad exclusiva de la sociedad civil organizada. Es una responsabilidad compartida" (Baltasar Caravedo. "Desarrollo Social y Desarrollo Local" En: Descentralización Ahora, ASODEL, Cajamarca, 1998, p. 57.)

En base a estas dos premisas: el desarrollo productivo y sus actores, es que, desde hace algunos años, venimos reflexionando sobre la posibilidad de encontrar nuevos mecanismos y me­dios que desde una nueva óptica contribuyan a apoyar el desarrollo de la provincia de Celendín, sobre todo, cuando constata­mos que la municipalidad provincial y las distritales, han concentrado muchos de sus esfuerzos y accionar en el objetivo de alcanzar el despegue físico de sus localidades, desatendiendo e incluso relegando aquello que para nosotros es vital: la capacidad productiva de los mismos. Por eso, es de urgencia encontrar, sino nuevas, por lo menos mejores ideas y estrategias a las cuales recurrir para, ojalá, ver a nuestra provincia en otras condiciones que permitan crecer no sólo físicamente sino, en lo más esencial, productivamente.

Estas reflexiones surgen, pues, a propósito de que se está observando que muestras instituciones municipales en los últimos tiempos están dedicados, se puede decir en forma prioritaria, a poner en ejecución interesantes programas de mejoramiento infraestructural y a apoyar algunos proyectos con esas características. Realidades éstas que evidentemente son bienvenidas y obedecen a justificadas expectativas de la población y a la lógica racional de sus actores, se presentan como obras y acciones eminentemente pragmáticas de gran aceptación social y apuntan a remozar los soportes urbanos, proyectando imágenes de ciudades relativamente adelantadas.

Sin embargo, el rostro físico no es lo único ni lo fundamental. Es importante sí, y obviamente expresa cierto nivel de progreso de una ciudad, pero detrás de esta realidad, se encuentra otra que pareciera olvidada o ignorada: se trata, del grave problema socio económico, en especial la pobreza extrema y la carencia de fuentes de trabajo, con sus inevitables consecuencias: alta desnutrición infantil, elevado índice de analfabetismo, agudo problema migracional, carencia de servicios básicos para la gran mayoría de la población, agudización de pro­blemas sociales y otras.

Como se ha hecho público, el departamento de Cajamarca, de acuerdo al mapa de pobreza elaborado por Foncodes, 2000, ocupa el segundo lugar como departamento muy pobre del país, con un índice de pobreza del 51.1 % (el primer lugar lo ocupa Huancavelica) y, a nivel provincial, Celendín, ocupa el puesto 43, en el estrato de muy pobres, de un total de 194 provincias, Bolívar ocupa el puesto 5, Cajamarca, el 116 y Chachapoyas, el 120.

En el siguiente cuadro, N° 04, sobre indicadores de la provincia de Celendín, llama la atención que el índice absoluto de pobreza sea del orden del 54 %, lo que quiere decir que de cada 100 personas, 54 se encuentran en situación de muy pobres y el índice de desnutrición llega al 40% (39.99 %). Se observa igualmente que contamos con distritos en extrema pobreza: Chumuch, Miguel Iglesias y Pallán, los restantes se encuentran en condición de muy pobres y pobres. Se puede leer que existe déficit de atención en salud (78. 39 % de la población no atendida), en servicios básicos, sin desagüe (82.65%), sin electricidad (87, 18%), etc.

Es necesario anotar también que en la provincia existe un distrito que registra desnutrición superior al 50 %, se trata del distrito de Chumuch, situación realmente delicada. Igual, en las provincias del espacio regional aludido existen distritos en condiciones parecidas, como se puede observar a continuación.

De igual manera, por ser de interés y constituir datos oficiales, aunque han sido obtenidos hace casi 10 años, pero no por ello dejan de tener valor, consignamos algunos indicadores proporcionados por el INEI, Cajamarca.

Es evidente que proponerse a enfrentar esta realidad, en mucho, escapa o está más allá de las posibilidades de darle solución vía autoridades e instituciones locales. Nos encontramos ante una problemática que afecta e incumbe al país en su conjunto, cuyas formas de darle solución tienen que ver más con las políticas de Estado que con las acciones que interna o localmente se programen y ejecuten. En la medida que estas políticas y decisiones estén encaminadas a corregir la situación de país atrasado o subdesarrollado, en el marco de una sociedad democrática, igualitaria y de justicia social, los pequeños pueblos estarán en mejores condiciones de superar muchos de sus problemas.

Lo expresado, sin embargo, desde ningún punto de vista exime de responsabilidad a instituciones y dirigentes que están al frente de sus pueblos. Ante una situación como la mencionada, es de urgencia y quizá imprescindible, asumir nuevas posiciones para procurar revertir en algo esa difícil y penosa realidad social, propiciando, al mismo tiempo, mejores y efectivas formas de desarrollo. Se nos dirá, y es cierto, que nuestras instituciones en su labor cotidiana están sujetas y se orientan conforme a normas y planificaciones, y que, a lo sumo, su aporte en este terreno tiene un carácter indirecto a través de trabajos temporales en una u otra obra física o la prestación de algunos servicios. Sin embargo, urge redefinir roles, evaluar prioridades, reflexionar sobre las tradicionales formas de concebir el desarrollo, de tal manera que, con imaginación, creatividad y firmeza, se afronte tan dramática situación. Por ello, podemos decir, que se tiene ante sí una responsabilidad ética e histórica que linda con el bienestar y la vida de quiénes le dan razón de ser a los espacios socios geográficos.

En este sentido, corresponde también, a las instituciones y autoridades locales el grave e ineludible compromiso de encausar, directa e indirectamente, los destinos de sus colectividades hacia mejores formas y calidad de vida. Entre estas instituciones están, en primer lugar: la Municipalidad Provincial al lado de todas las Municipalidades Distritales, los sectores representativos del Estado: Agricultura, Educación y Salud, las organizaciones mixtas y privadas como: PRONAMACHS y las ONGs, la Iglesia y otras or­ganizaciones sociales y gremiales. La mayoría de ellas, deben redefinir sus roles y parte importante de sus planes de trabajo, enmarcados dentro de esa nueva concepción para, solo así, abordar y dar solución a la problemática socio -económica de sus pueblos.

TESIS CENTRAL SOBRE EL DESARROLLO DE CELENDÍN
En virtud a lo explicado, las ideas aquí expuestas tienen ese propósito: reflexionar sobre dicha realidad, a la espera de que sirvan para un mejor análisis y comprensión de situaciones y problemas comunes. La tesis propuesta se sustenta en lo siguiente:

La provincia de Celendín, al igual que muchas otras, para desarrollarse y consecuentemente mejorar la calidad de vida de su población tiene que concentrar todos sus esfuerzos en el objetivo de convertirse en zona eminentemente productiva; lo que significa, promover decididamente toda acción y medida orientada a la producción de bienes y servicios para, de esa manera, servirse de ellos y servir económicamente a los pueblos de su entorno, como paso inevitable en su desarrollo.

En consonancia con esta tesis se puede afirmar que pueblo que no produce o que no tiene posibilidades de generar riqueza está condenado a estancarse o a languidecer. Sólo la opción de crear riqueza o, lo que es lo mismo, la capacidad de producir materialmente, es garantía y base para que objetivamente se pueda dar el desarrollo. Pero producir es un proceso complejo y difícil que se da entre muchas variables y circunstancias contextuales del país y que exige mucha imaginación, decisión y apoyo institucional. Implica, movilizar un conjunto de medios para, aprovechando los pocos recursos naturales que se tiene, no sólo mejorar la poca capacidad productiva, sino también generar nuevas fuentes productivas, de tal manera que se amplíen las posibilidades de ingreso familiar, la cobertura ocupacional y de trabajo y, como consecuencia, se tienda progresivamente a satisfacer necesidades básicas como la alimentación, educación y salud.

Potenciar la producción significa, igualmente, producir no sólo para el autosostenimiento o autoconsumo familiar sino, para incursionar agresivamente en el mercado local, regional y nacional, vía clave y única en el proceso de captación de ingresos, indispensables en la gran empresa de cambiar substantivamente la situación socioeconómica de nuestros pueblos. Producir, en estos términos, es igual a desarrollo.

La presente tesis, precisamente, se basa en esos conceptos por lo qué, explicarla y sustentarla desde mi particular concepción de concebir el desarrollo, obliga en primer lugar, conocer y analizar los principales factores estructurales físicos y económicos sobre los que se desarrolla la vida social y productiva de la provincia, como elementos claves para la producción y recursos base para la formulación de los ejes estratégicos de desarrollo. Veamos a cada uno de ellos.

De libro Cajamarca – Celendín, Tras la ruta de su regionalización y desarrollo.

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