1906-2001
Por Olindo Aliaga Rojas y Gutemberg Aliaga Zegarra.
Nació en el Huauco, el 8 de diciembre de 1906 y fueron sus padres don Reynaldo Rojas Reyna, hijo del preceptor Teodoro Rojas, miembro del primer cuerpo municipal de Sucre, elegido por la Convención Nacional en 1856 y doña Donatilde Silva Merino, natural de Celendín, sobrina carnal del cura José Mercedes Merino. Vivió más de 90 años pensando en su pueblo y escribiendo sus cartas a Sucre; dejó 3 hijos, varios nietos y muchos bisnietos.
Hijo y nieto de sucrenses, con fuerte presencia en la historia temprana de Sucre, a los 17 años, en 1923 viaja a la costa, periplo que lo concertó y realizó con su cuñado y compadre Jesús Zegarra, residiendo en la provincia Constitucional; de este inesperado viaje el joven Teodoro dijo en su artículo dedicado al Callao: "recuerdo con gran emoción aquellos lejanos días de fines de 1923 que viajando en el vapor nacional Ucayali tuve la suerte de arribar en tus playas desconocidas, desembarcando por tu desaparecido fuerte de plateros".
Sus padres y hermanos menores viajaron a la costa en 1926, uniéndose al hermano mayor que los adelantó y juntos vivieron en su nuevo hogar instalado en el primer puerto de Lima.
Joven y aleccionado por su compadre Jesús Zegarra, con quien realizó la aventura de trasladarse a la costa, ingresó a la Guardia Civil.
Su cuñado, fue por decirlo así, el artífice para que nuestro personaje emigre de su patria chica. El Callao, inicialmente, le pareció una ciudad espeluznante y desconfiada; pero, que a medida de su paulatina adaptación, esta ciudad, lo conquistó como un torbellino arrobador.
Amó con intenso amor patriótico a su tierra natal, Sucre; amó, con profunda gratitud a su tierra adoptiva, que es el Callao.
El año de 1930, casado con la señora Donaira Delgado, se traslada. al distrito de Bellavista, en donde fijó, definitivamente, su residencia ubicada en la calle José Olaya, refiriéndose a su domicilio alguna vez dijo: "Allí nacieron, crecieron y se formaron hasta adultos mis idolatrados hijos, el más grande tesoro que nuestro Señor me ha otorgado en la vida. Allí, han pasado los largos años de mi existencia y allí también, junto con mi querida esposa, seguiremos viviendo hasta que Dios, con su omnipotencia, determine el fin de nuestros días en la tierra".
Amigable y preocupado social, asiste a reuniones sociales y vecinales para tratar los asuntos comunales, se relaciona con sus paisanos y amigos del terruño, producto de esta relación es su inscripción, en 1945, en el Centro Progresista Sucre.
En 1946, ocupa la Secretaría de Cultura del Centro Progresista Sucre, cargo que lo desempeñó con eficiencia; ese año, también inició su voluminoso archivo sobre su tierra natal.
El Centro Progresista Sucre, fue para don Teodoro Rojas, soporte y fortaleza de su vocación sucrense, es a partir de esa Asociación, que se relaciona con gente de su pueblo, mayores que él y, quienes le proporcionaban datos, acopia así documentos, labor vocacional en que se ha desenvuelto desde su juventud.
En mayo de 1951, viaja a Sucre integrando la comitiva de la representación parlamentaria por Cajamarca, integrada por los senadores: Manuel Cacho Gálvez, Octavio Alva y Edmundo Villacorta Arana; diputados: Nazario Chávez Aliaga, Rafael Puga Estrada, Luis R. Amorín, Alfonso Villanueva Pinillos, Lorenzo Sousa Iglesias, Manuel F. Burga y Edmundo Noriega; junto a una numerosa delegación.
En esa mencionada comisión, cumplió un papel preponderante, pronunciando el discurso de orden durante la develación del retrato del diputado Nazario Chávez Aliaga en el salón municipal.
Estimulado por el amor al Centro Progresista Sucre, en diciembre del año de 1969, hace público un pregón llamando a los hijos de Sucre, asociados o no, a las elecciones de cambio de Junta Directiva del Centro; su preocupación por el Centro se evidencia cuando dice; "para la feliz realidad de cuanto ambicionamos y estando próximas las elecciones para la renovación de cargos de la J.D. de nuestro Centro, es obligación de todo sucrense, que no se haya incorporado a su seno como socio y consciente de su deber, elegir a quienes a partir del 15 de enero de 1970, continúen enrumbando a su institución al futuro venturoso de su destino".
En aquella época de los 70, sobre los 60 años de edad, don Teodoro Rojas es un cauteloso cultor de la historia de Sucre, sus escritos escasamente divulgados entre sus amigos despertaban un deslumbrante amor por la tierra que lo vio nacer.
El año de 1979, colabora en el boletín INFORME MUS, informativo de la Asociación MUS con sede en Lima, también envió sus artículos al periódico El Rescate que se editaba en Cajamarca y al MUS en su calidad de asociado.
Una ardua tarea le toca al historiador, escribir la historia de Sucre, de su iglesia, de su panteón, de la escuela, de los preceptores y de su gente antañona. Su obra tiene que ser rigurosamente amplia, extendida a los más pequeños hechos y es a partir de 1980, que la fecundidad del cronista lo abarca todo, lo emprende y lo puede todo, sorprende con la intensidad de su vejez y la extensión de su vida, que no se rinde con la faena diaria, ni siente la impotencia de su edad avanzada.
El 8 de diciembre de 1990, la Asociación MUS le otorga un Plato Recordatorio, en reconocimiento a su trabajo de difusión e investigación de la historia de Sucre, la distinción le fue hecha en el marco del cincuenta aniversario de Sucre.
El año de 1994, empieza a colaborar en la revista anual El Labrador editada en Cajamarca por la Asociación Sucrense en Cajamarca ASUC.
Sin necesidad de emisarios, puntualmente difunde sus escritos entre sus lectores, en forma de folletos o en hojas sueltas. No necesitó de editores, ni fuertes sumas de dinero para editarlos, él mismo, con dinero de su propio peculio y fortaleza se ocupó de escribir, editar y difundir o distribuir su obra.
El año 1996, aparecen lo que podrían ser los achaques que acarrean los años, en su vida longeva, comienza a decaer su salud y se convierte en asiduo visitante del hospital, en donde es atendido de un dolor a las piernas que le impiden caminar.
Su salud, sigue deteriorándose, es internado de emergencia en el Hospital de Policía, su corazón huauqueño, dejó de latir el 26 de octubre de 2000; sus restos fueron cremados y sus cenizas depositadas en una urna; la misma, desde el 26 de octubre de 2001 se conserva en un mausoleo especialmente construido en el cementerio de Sucre, tierra que fue el latir de su corazón.
SU OBRA ES MÁS QUE UNA EVOCACIÓN
Los escritos de don Teodoro Rojas Silva, van de la evocación del pasado, al elogio meditado del presente; no sólo se quedan en la mera recordación de hechos ocurridos en el pasado brillantemente narrados, son también pinceladas bellamente plasmadas sobre el lienzo del pasado y el collage del presente.
Cuando el panegirista Teodoro Rojas, nos habla de la historia pasada de Sucre, sus escritos son tajos de luz que se pierden en las distancias inconmensurables del tiempo; sus crónicas, conservan la frescura y el asombro del hecho reciente.
La obra escrita de don Teodoro, que en su conjunto representan Cartas a Sucre, tiene ese raro efluvio de rejuvenecer y traernos a la memoria cosas, hechos y personajes olvidados de nuestro pueblo.
Escribió por más de 30 años y su obra reunida en 4 tomos, con temas variados de la historia antigua y contemporánea del distrito de Sucre, es como creciente inundación de la Quintilla inagotable.
Del libro Personajes de la Historia Sucrense, Pág. 136- 140, primera edición.
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