La ruta entre
Celendín y Leymebamba, atravesando la garganta del Marañón, es una de las más
notables del Perú.
Por
Álvaro Rocha.
Solo
unos pocos han recorrido este tramo que une las regiones de Cajamarca y Amazonas,
a pesar de acoger a uno de los paisajes más sobrecogedores del Perú. Ella
tampoco había paladeado esta ruta, pero algo presentía. Por eso, cuando nos
detuvimos en el Abra Jelic (3.060 m.s.n.m.), echó una mirada lánguida a la
campiña de Celendín, ciudad que acabábamos de dejar atrás luego de tomar un
sabroso caldo verde. Después se frotó las manos para combatir el frío, subió al
carro y entonces iniciamos uno de los descensos más alucinantes del planeta.
La
pista asfaltada viborea entre una geografía improbable, que cambia con cada
curva: desaparecen los eucaliptos, asoman árboles de limón, de palta,
descomunales cactus y al fondo de este escalofriante cañón se atisba al enorme
y silencioso río Marañón cortando en dos la cordillera. Ella parece hipnotizada
por un océano de montañas azules sobre el cual danzan traviesas nubes que a
veces dejan apreciar seductores panoramas. Los turistas australianos que nos
acompañan no dejan de decir "wow"
y "amazing" a cada rato.
Cruzamos
el Marañón por el puente Chacanto y paramos en el pueblo de Balsas (700
m.s.n.m.), donde comemos fruta mientras nos despojamos de la ropa de abrigo.
Luego la carretera asciende, también en forma abrupta, solo que el entorno
natural corresponde ahora al bosque montan, con orquídeas, cataratas, helechos
y una selva húmeda desdibujada por la bruma que se incrementa en el Abra Barro
Negro (3.600 m.s.n.m.).
Después
casi resbalamos hasta Leymebamba. Ella bajó y respiró hondo. Su pelo negro
estaba revuelto y parecía más delgada que antes, como si la tarde la estuviera
deshaciendo, pero al mismo tiempo se la veía más hermosa: la ruta había hecho
su trabajo.
Tomado de la Revista Somos del 9 de agosto 2014 (Fugas)
Fotografía: KmrojasA.
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