Un
día como hoy, 07-04-1999, falleció mi querido hermano Juan Pío en la ciudad de
Lima, a la temprana edad de 42 años. Desde ese infausto día, han pasado
exactamente 20 años, un largo tiempo que pudo haber atenuado su imagen y opacado
su recuerdo, pero que mi frágil memoria lo
sigue manteniendo presente.
De
su niñez, sutilmente lo evoco como estudiante de primaria en Celendín:
inquieto, inteligente y amigable. Aún conservo en la pared de mi viejo cuarto,
su diploma como ganador del concurso de pintura (Supervisión Escolar, 1968). Al
concluir secundaria, decidió estudiar en Lima e ingresó a la Universidad
Nacional de San Marcos, Carrera Académico Profesional de Economía.
Su
ciclo laboral como economista lo inicióen la Contraloría General de la
República (Lima). Yo trabajaba en la Universidad Nacional de Cajamarca, desde
allí lo invité y persuadí para que viniera a trabajar como docente. Y así fue,
se incorporó a la Facultad de Ciencias Económicas.
Recuerdo
lo complacido que se sentía en su Facultad y en la UNC, optimista de su futuro
en esa Alma Mater. Lastimosamente, en esos gratos momentos comenzó a sentir que
las fuerzas corporales se le agotaban y que podrían truncar su futuro. Una súbita
y complicada enfermedad, se había alojado en su pecho. Luchó contra ella con
toda su alma y mucha fe, pero más pudo ese irremediable mal (cardiopatía
dilatada) que paralizó su corazón, sus sueños y su vida.
Creo
que muy pronto y cuando mucho tenía por hacer y dar, partió al infinito mi
querido hermano. Pasadas dos décadas de ausencia rememoro aquí tres cosas
imborrables: su inmenso dolor al saber que dejaría para siempre a su única y
adorada hija, Chelita, aún niña; la impotencia que lo abatía al no poder hacer
nada para continuar laborando profesionalmente; y la decisión que asumió al
pedirme que todos sus libros los donara a la biblioteca de su Facultad, los que
personalmente entregué al decano de ese entonces, Angelmiro Montoya.
Pero también debe adicionar otra
cualidad humana que caracterizó a Juan Pío y que nunca dejaré de recordar y
valorar: la actitud recta y justa para abordar las diversas circunstancias de
la vida, y la predisposición a ser siempre generoso con los suyos y los demás.Veinte
años ausente querido hermano y te seguimos extrañando…
Tito Zegarra Marín
N. Al año de su muerte, su Facultad dispuso
que la Biblioteca lleve su nombre.
Pío, se identificó y quiso mucho al Movimiento de Unidad Sucrense (MUS), en
Lima.
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