Tito Zegarra Marín
En los
últimos años, por proximidad geográfica, mejora de vías de comunicación y
similitud de intereses, se está reforzando el corredor socioeconómico Cajamarca
- Celendín - Chachapoyas (Amazonas). El turismo es factor importante para
apalancar dicho corredor, entre otras cosas, por su tendencia a crecer y a
impactar favorablemente a su economía.
Siendo
variados los recursos turísticos que apuntan en esa dirección, toco aquí a
aquellos que nuestros antepasados los convirtieron en singulares centros de
entierro a sus muertos: las ventanillas de Otuzco (Cajamarca), las chulpas de
La Chocta (Celendín) y los sarcófagos de Karajía (Luya, Amazonas).
Como
tales, se encuentran estratégicamente emplazados en peñas, acantilados y
colinas pétreas, en cuyos recintos allí construidos sepultaban o colocaban a
fallecidos de la clase dirigente a fin de conservarlos y rendirles culto. Por
su ubicación, forma y modo de inhumarlos son motivo de curiosidad y reflexión
de estudiosos y turistas.
Los antiguos
caxamarcas sepultaban a sus muertos en pequeñas cavidades labradas en peñas y
cerros rocosos, las cuales, por ser básicamente cuadradas y estar dispuestas en
filas horizontales superpuestas, son conocidas como ventanillas. En algunas de
ellas, cabían los restos principales de un solo muerto y otras hacían de
entrada para más sepulcros.
Las
ventanillas de Otuzco, a 8 km de la ciudad de Cajamarca, son las más notables y
visitadas, pero también son importantes las de Combayo, Cochadén (Hualgayoc),
Llaucán y Ascorgue (Bambamarca) y Jangalá (San Miguel). Fernando Silva
Santisteban y Henry y Paule Reichlen, dan cuenta de ello.
Los
choctamalques (vinculados a los caxamarcas), sepultaban a sus muertos en
construcciones de piedras talladas unidas con argamasa, presentables y de uno y
dos pisos tipo torres, conocidas como chulpas. Algunas tienen compartimientos
internos con estrechas aperturas de entrada, cornisas, pequeñas hornacinas y
techo de piedra de dos aguas. Julio C, Tello, (1937) registró más de 100
chulpas, actualmente quedan 17 en estado regular.
Las Chulpas
de la Chocta están situadas en el distrito Oxamarca, provincia Celendín, a 48
km, para un tiempo aproximado de 2.30 horas; y en el caserío Piobamba, media
hora más por carretera, se encuentra la única chulpa (en regular estado) de
tres pisos. Otras, existen en el caserío La Quinuilla, Sucre.
Los
chachapoyas, utilizaban cavidades labradas a mitad de peñas lejanas y aisladas
en las que colocaban sus sarcófagos: una especie de cápsulas o esculturas
similares a un cuerpo humano que contenían a los muertos acondicionados como
momias o fardos funerarios. Los sarcófagos fueron elaborados de tierra
arcillosa, madera y demás aditivos, de forma alargada, rasgos faciales pronunciados,
de color ocre y blanco, que buscaban proteger a sus muertos, perennizarlos e
insuflarles un sentido de inmortalidad.
Los sarcófagos de Karajía (distrito Trita, Luya) son
los más relevantes y visitados, quedan seis de ocho que fueron y miden hasta
2.50 metros de altura. Pero no son los únicos, también existen en Yambata, San
Antonio, Tingorbamba, Peña de Tuente, Aispachaca, Conila, Ucaso y Pucahuía
(Luya). Desde Chachapoyas se requieren 2.30 horas para llegar hasta allí. Federico Kaufmann y Henry y Paule Reichlen,
los han estudiado.
En estos
meses de estiaje cientos de turistas circulan por el mencionado corredor por lo
que urge poner en valor a La Chocta y ojalá nuestra ciudad sea capaz de
ofertarles lo suyo, para solo así concadenarnos provechosamente.
*Publicado en el diario Actualidad de Cajamarca el
16/07/2022
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