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sábado, 16 de julio de 2022

CORREDOR TURÍSTICO: CAJAMARCA – CELENDÍN - CHACHAPOYAS.

Tito Zegarra Marín

     En los últimos años, por proximidad geográfica, mejora de vías de comunicación y similitud de intereses, se está reforzando el corredor socioeconómico Cajamarca - Celendín - Chachapoyas (Amazonas). El turismo es factor importante para apalancar dicho corredor, entre otras cosas, por su tendencia a crecer y a impactar favorablemente a su economía.

       Siendo variados los recursos turísticos que apuntan en esa dirección, toco aquí a aquellos que nuestros antepasados los convirtieron en singulares centros de entierro a sus muertos: las ventanillas de Otuzco (Cajamarca), las chulpas de La Chocta (Celendín) y los sarcófagos de Karajía (Luya, Amazonas).

      Como tales, se encuentran estratégicamente emplazados en peñas, acantilados y colinas pétreas, en cuyos recintos allí construidos sepultaban o colocaban a fallecidos de la clase dirigente a fin de conservarlos y rendirles culto. Por su ubicación, forma y modo de inhumarlos son motivo de curiosidad y reflexión de estudiosos y turistas.

     Los antiguos caxamarcas sepultaban a sus muertos en pequeñas cavidades labradas en peñas y cerros rocosos, las cuales, por ser básicamente cuadradas y estar dispuestas en filas horizontales superpuestas, son conocidas como ventanillas. En algunas de ellas, cabían los restos principales de un solo muerto y otras hacían de entrada para más sepulcros.

     Las ventanillas de Otuzco, a 8 km de la ciudad de Cajamarca, son las más notables y visitadas, pero también son importantes las de Combayo, Cochadén (Hualgayoc), Llaucán y Ascorgue (Bambamarca) y Jangalá (San Miguel). Fernando Silva Santisteban y Henry y Paule Reichlen, dan cuenta de ello.

    Los choctamalques (vinculados a los caxamarcas), sepultaban a sus muertos en construcciones de piedras talladas unidas con argamasa, presentables y de uno y dos pisos tipo torres, conocidas como chulpas. Algunas tienen compartimientos internos con estrechas aperturas de entrada, cornisas, pequeñas hornacinas y techo de piedra de dos aguas. Julio C, Tello, (1937) registró más de 100 chulpas, actualmente quedan 17 en estado regular.

    Las Chulpas de la Chocta están situadas en el distrito Oxamarca, provincia Celendín, a 48 km, para un tiempo aproximado de 2.30 horas; y en el caserío Piobamba, media hora más por carretera, se encuentra la única chulpa (en regular estado) de tres pisos. Otras, existen en el caserío La Quinuilla, Sucre.

    Los chachapoyas, utilizaban cavidades labradas a mitad de peñas lejanas y aisladas en las que colocaban sus sarcófagos: una especie de cápsulas o esculturas similares a un cuerpo humano que contenían a los muertos acondicionados como momias o fardos funerarios. Los sarcófagos fueron elaborados de tierra arcillosa, madera y demás aditivos, de forma alargada, rasgos faciales pronunciados, de color ocre y blanco, que buscaban proteger a sus muertos, perennizarlos e insuflarles un sentido de inmortalidad.

Los sarcófagos de Karajía (distrito Trita, Luya) son los más relevantes y visitados, quedan seis de ocho que fueron y miden hasta 2.50 metros de altura. Pero no son los únicos, también existen en Yambata, San Antonio, Tingorbamba, Peña de Tuente, Aispachaca, Conila, Ucaso y Pucahuía (Luya). Desde Chachapoyas se requieren 2.30 horas para llegar hasta allí.  Federico Kaufmann y Henry y Paule Reichlen, los han estudiado.

      En estos meses de estiaje cientos de turistas circulan por el mencionado corredor por lo que urge poner en valor a La Chocta y ojalá nuestra ciudad sea capaz de ofertarles lo suyo, para solo así concadenarnos provechosamente.





*Publicado en el diario Actualidad de Cajamarca el 16/07/2022

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