Por José Luis Aliaga Pereyra.
Cuando le preguntaron
a Gabriel García Márquez sobre el origen del cuento, respondió de ésta manera: "El cuento, dijo, parece ser el género
natural de la humanidad por su incorporación espontánea a la vida cotidiana.
Tal vez lo inventó sin saberlo el primer hombre de las cavernas que salió a
cazar una tarde y no regresó hasta el siguiente día con la excusa de haber
librado un combate a muerte con una fiera enloquecida por el hambre”.
Toda cultura tiene sus
propias anécdotas, relatos, leyendas y sus cuentos que van pasando de
generación en generación, para deleite de todos y en especial de los más
pequeños. Sucre no es la excepción.
El primer cuento que
recuerdo lo escuché en el año 1964, cuando aún tenía cinco años de edad.
Congregados todos mis hermanos en torno a mi señora madre; sentados sobre una
amplia cama que ocupaba casi la totalidad de su pequeño dormitorio,
escuchábamos e imaginábamos atentos el desfilar de duendes y de príncipes encantados.
Aunque la historia de nuestro pueblo es muy rica, poco se ha escrito de ella; y
menos aún en forma de cuento o relato. Nazario Chávez Aliaga, en su libro
"El Huauco (1940), escribió de algunos hechos históricos importantes y de
varios personajes anecdóticos sucrenses, pero ninguno en forma de cuento o
relato. Hubiéramos querido que abundara en detalles de aquellos hechos
suscitados en la Plaza de Armas de Sucre donde, lamentablemente, muriera,
herido de bala, su abuelo; así como de la invasión de los Montoneros en la cual
el pueblo demostró su valor defendiendo su soberanía y honor. Ahora, como es
lógico, Nazario Chávez A., forma parte de nuestra historia, como uno de sus
notables caciques. Pero, éste ilustre sucrense, no fue el único que sobresalió en
nuestro distrito, hubo otros caciques que, como él, recibieron los halagos y
las críticas de parte de sus contemporáneos por su coraje, ya sea para
enfrentar la vida diaria o para resolver los "problemas" en que
nuestro pueblo siempre estuvo inmerso. Y así como en todo pueblo grande o
pequeño existen los caciques (malos o buenos), así también encontramos a otros
personajes no menos interesantes como son los "cuenteros", los
"cuenta cuentos" o "recitadores de cuentos" que, incluso, a
veces, eran los mismos protagonistas que narraban a sus hijos, amigos o vecinos
sus propias hazañas o experiencias, agregándole o quitándole algo después de
regresar de cada "viaje" (Negociantes: bombachos, arrieros y otros).
Podemos imaginarnos a
esos cuentistas o cuenteros; ancianos(as) que aprovechando cualquier reunión
(velorios, reuniones de "curras" para tejer sombrero o de las
"mincas para la siembra o la cosecha), demostraban su innato don de
entretener. Si no, ¿cómo nos hubiéramos enterado y cómo hubiéramos comparado,
justamente, episodios que, incluso, no fueron escritos o si lo fueron lo
hicieron de forma indirecta, interesada e incompleta, como aquel donde
sucrenses acaballados invadieron Celendín cual película de vaqueros, siendo las
heroínas las señoras Felicita Rodríguez y doña Rosa Marín? De igual modo las
hazañas de "DIABLO CANTANA''; el movimiento liderado por don Manuel
Quevedo Reyna para oponerse al sometimiento que intentaron hacer los celendinos
contra nuestro pueblo so pretexto de una ley vial en 1,928; y otro hecho
trascendental en la vida de nuestro pueblo sucedido en 1970, contra un mal
director del colegio San José llamado Mario Avalos Linier. ¿Cómo hubiéramos
podido saber de todo esto si alguien no nos lo hubiera contado?
Los cuentos no son
totalmente producto de invenciones imaginativas, sino de acontecimientos reales
que, como pasa en el relato, un pueblo recoge y guarda porque esos
acontecimientos significan lecciones que más tarde formarán su base, su moral,
su ética, etc.
Conocemos varios
personajes con esta habilidad de "contar cuentos" y sin la intención
de pasar por alto a nadie, quiero mencionar algunos de ellos como al señor
Edilberto Escalante apodado "Lanro Sagalejo" que trabajaba para don
Leoncio Aliaga y que según dicen era el "alma" de los velorios porque
¡hay de aquél que escuchaba un cuento suyo! ¡Ya no podía dormir! También
tenemos o don Pope/ido o Pompeyo Chávez y más cerca a don Julio Aliaga conocido
como Julio Borera", ambos de aguda imaginación que se caracterizaban por
narrar anécdotas y cuentos que despertaban humor e hilaridad principalmente por
sus finales increíbles.
El profesor Onésimo
Silva no se quedaba atrás en éste arte, y nos entretenía (y entretiene aún al
que lo visita en Lima) en el salón de clase, enseñándonos la historia como un
hermoso cuento donde exaltaba las virtudes de los personajes como la
generosidad de don José de San Martín y la vanidad y orgullo exagerados del
libertador Simón Bolívar; pero también, dicho profesor, era un virtuoso
contador de cuentos fantásticos en los velorios donde, disimuladamente, lo
rodeaban grandes y pequeños para escuchar sus cuentos de hadas, sus narraciones
heroicas y las de terror que eran las que más impactaban. Y qué decir de su
colega el profesor Wilfredo Merino que también tenía lo suyo y se emocionaba
contando la historia de un bandido que asaltaba a los "Bombachos" o
negociantes de ese tiempo y que gracias al coraje de uno de ellos, don
Edilberto apodado "Sarago" o Leopoldo, del barrio de Minopampa, fue
capturado.
Actualmente tenemos a
don Timoteo Díaz que es un excelente contador de cuentos con un repertorio
extenso que ya quisiera tener un escritor para su mejor libro.
Por eso los cuentos
que primero se escribieron fueron de aquellas anécdotas que pasaron de boca en
boca, de los "sucedidos", de los pequeños hechos de personas
particulares. Existe, por ejemplo, el cuento titulado "AGARRATE
ZARCO", escrito por don Juan L. Rocha en "LA VOZ de SUCRE" en
1945 (Nazario Chávez también menciona este hecho del folklore sucrense); por
otro lado está el cuento "SI; USTED SI LO SABIA" publicado en el
periódico LUCERO DE LA QUINTILLA, hecho que pinta de cuerpo entero la
personalidad del verdadero huauqueño. El cuento "EL BRILLANTE" que es
la historia de un legendario toro arisco, hecho real que fue recogido por el
profesor Gutenberg Aliaga Zegarra en su libro "LA FLOR DEL
FLORIPONDIO". De éste escritor sucrense leímos recientemente un relato
publicado en el bimensuario KARUACUSHMA titulado "HOMBRES DE ANTANO- y
que, como el anterior, está basado en hechos reales y es preámbulo de un nuevo
libro donde, según su autor, se plasmarán acontecimientos de la historia de los
hombres que vivieron en nuestro Sucre cuando aún se llamaba Huauco.
Están también las
publicaciones a las que nos tiene acostumbrado el señor Máximo Sánchez
(SACHAMA) que son verdaderas joyas nacidas en la profundidad de su espíritu
querendón como lo es la fresca IRIKANA con su "Misha mantequera" y
otras vivencias donde nos recuerda los arcaísmos o frases olvidadas y
costumbres auténticas de los que fueron nuestros abuelos, bisabuelos y
tatarabuelos. De igual manera la revista EL LABRADOR, que puntualmente sale los
mayos, publicó un ameno y cálido cuento, "EL TÍO FIDEL", escrito por
el profesor Herbert Reyna Zegarra.
El cuento, plasmado
gracias a los "cuenteros", "cuenta cuentos" o
"recitadores de cuentos", es importante porque explica el mundo y la
vida, porque transmite la experiencia y los conocimientos, porque critica a la
propia sociedad en que vivimos; porque, dentro de la literatura, es uno de los
grandes instrumentos que forjan una base sólida para el desarrollo de la
cultura de un pueblo. Es por todo ello que debemos rescatar y difundir los
aportes que estos personajes han dado ala cuentística y a la cultura sucrense.
"En el mundo del
cuento, dice Víctor Montoya, todo es posible, pues tanto el transmisor como el
receptor saben que el cuento es una ficción que toma como base la realidad,
pero que en ningún caso es una verdad a secas".
Preguntémonos ahora:
¿Y si esto es un cuento?
De la revista Eco Sucrense, 2005.
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