Tito Zegarra Marín.
En
el aniversario del distrito de Sucre (15-11-1940), provincia Celendín,
permítame unas breves reflexiones referentes a su potencial económico y nuevos
desafíos, pasadas las elecciones municipales.
Por
su origen histórico, ha heredado muestras de pintura rupestre y restos arqueológicos
de indudable valor turístico: El Idulo, La Lechuga y La Fortaleza,
respectivamente. Por su composición geológica, cuenta con importantes ríos y manantiales
cuyas aguas son requeridas para el regadío y el consumo potabilizado (destaca La
Quesera).
También
cuenta con praderas y valles interandinos exclusivos para la ganadería lechera,
que aportan cerca del 50 % a la producción provincial. En uno de esos valles, donde
el verdor de sus pastizales solariegos y las cercas de sauces y eucaliptos le
dan un halo paisajista fresco y encantador, se asienta la capital del distrito,
antes Huauco.
Así
mismo Sucre (la municipalidad), posee dos importantes predios rurales dotados
de agua: el primero, de 63 has, casi
pegado a la ciudad, llamado El Común; y el segundo, en la parte alta, de 143
has, conocido como El Sauco.
Sin
embargo, casi nunca se ha hecho buen uso de esos recursos, menos de los
mencionados predios, porque sencillamente hemos carecido de autoridades
edilicias capaces e idóneas para manejarlos adecuadamente y con sentido
empresarial; por el contrario, han primado ineficacia, pérdidas constantes y
prácticas corruptas.
Los
resultados de las elecciones municipales han dado una luz de esperanza, al
elegirse a una persona comprometida y preparada, Wilson Zavaleta Pérez, quien
revive ese gran sueño de ver a Sucre sustantivamente mejor, con obras, servicios
y proyectos realmente necesarios y sostenibles. Se suma a ese sueño el
compromiso ético de Zavaleta y el ojo avizor de su pueblo.
El
gran desafío para el nuevo equipo edil, (objetivo principal), es hacer un manejo
empresarial de dichos predios, lo que implica: disponer de capitales y
tecnología para dotarles valor agregado a sus productos y crear fuentes de
trabajo. Otros desafíos son: lograr el asfaltado de la carretera Sucre-Celendín,
mejorar servicios básicos y poner en valor sus recursos turísticos. Sin duda,
no son fáciles de alcanzarlos. Mucha capacidad de gestión y transparencia en
todos los actos, deben ponerse a prueba desde enero del próximo año.
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