Por: Tito Zegarra Marín.
Es muy alentador saber que un grupo de
jóvenes celendinos, del distrito Sucre en particular, estén promoviendo desde
la ciudad de Lima un interesante proyecto económico a ejecutarse en el pequeño ámbito
de su jurisdicción de origen. Se trata, de la implementación de biohuertos
familiares en las áreas libres de algunas casas vivienda.
Excelente y visionaria idea ya plasmada en
un pequeño proyecto, a la que debemos felicitar y apoyar, pues se enmarca en
ideas y planes orientados a apoyar la economía de familias que realmente lo
necesitan. Hemos visto donaciones ocasionales de ayuda individuales o grupales,
pero lo que hoy está en marcha es un proyecto básicamente productivo y de
prioridad en tiempos de aguda crisis sanitaria y económica.
Qué bien que esos jóvenes, integrados como
“Grupo Emprendedor SIL” y dirigidos por Telmo Mujica Muñoz, Moisés Rojas, Rosa
Zelada, Milagros Sánchez, Nelly Aliaga, Rosa Sánchez e Isolina Aliaga, Cástulo Aliaga Espinoza, entre
otros, hayan tomado esa decisión. En sí, es un proyecto inédito y diferente, que
aspira a que hogares donde el pan escasea y sus jóvenes hijos no tienen trabajo,
produzcan algo que los va aliviar, que por cierto, no será la panacea, pero sí una
pizca de aliento y ayuda y, quizá, una guía para emular.
El plan contempla implementar unos 20
biohuertos dentro de los dominios familiares de la localidad de Sucre, lo cual implica:
apoyo técnico o especializado, entrega de semillas e insecticidas requeridos,
trabajos (que son pocos) compartidos con los propietarios, productos logrados
solo para los propietarios. Al mismo tiempo, coordinación estrecha con la municipalidad
local, otras instituciones y empresas privadas, cuyo apoyo es fundamental para
impulsar y sostener su desarrollo.
Lo que se desea, reitero, (objetivo principal)
es mejorar en algo la alimentación familiar y recibir un poquito de ingresos pecuniarios
por la venta del excedente (ojo, digo poquito), y también, propiciar que algún miembro
de la familia tenga, aunque en forma parcial, una ocupación digna. Es cierto sí,
que estas acciones de ayuda comenzarán de a pocos, superando algunas
dificultades, quizá con pocos frutos, pero esperanzados en que crezcan, se
innoven y se conviertan en permanentes.
Los biohuertos están programados para cultivar
distintas hortalizas, pero también otros productos adaptables a nuestro medio y
clima: palta, durazno, berenjena, granadilla y aguaymanto. Y a futuro,
incursionar en otros rubros: apicultura, piscicultura (truchas), floricultura y
otros, pero bajo el mismo objetivo. El
amigo Guido Araujo en Celendín, que conoce y lucha por la horticultura y otras
variedades (aguaymanto), debe ser un buen aliado.
Esperamos que las diversas instituciones
vean con buenos ojos este proyecto y les extiendan la mano, sugiriéndoles a las
municipalidades, que reinviertan en ese tipo de proyectos productivos y suspendan
los “clásicos” almácigos de miles de pinos que casi siempre solo quedan en eso.
También sería interesante que los medios virtuales, tan propensos a la
publicidad, respalden esta importante iniciativa de un grupo de jóvenes
inquietos y emprendedores.
Telmo Mujica Muñoz es hijo de don Segundo Mujica
Arana, quien por los años 60 y 70 trabajó en Sucre e implementó un huerto de hortalizas
realmente notable y ejemplar, siguió esos pasos el profesor Mariano Aliaga
Zegarra. Creo que Telmo tiene ese sueño, apoyémoslo de verdad.
Publicado en el Nuevo Diario de Cajamarca el 29 - 09 - 2020.
Felicitaciones al grupo que desarrolla este proyecto. Ojala que inspire a muchas otras familias en Sucre y otras comunidades. Nuestras pequeñas ciudades no deben perder su huerto ni otras áreas verdes.
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