CHOLO
Para los Sucreños de siempre.
Por: Gregorio Díaz Izquierdo.
¿Cómo me dices, patrón?
¡Qué buena laya!
como cosa que no vale me tratas.
¡Indio sucio!, me dices.
¿No sabes acaso que mis manos y mi rostro
sucios de barro y sudor,
huelen a hombre y huelen a tierra?
A hombre milenario
hecho a fuerza de fuerza
allá en Chavín, Tiahuanaco,
Cumbe Mayo y Macchu Picchu,
Onde se han quedau para siempre
mis horizontes de piedra.
¡Inútil!, me dices
¿No sabes acaso
que más grande que el viento fue mi fuerza,
que más juerte que el tiempo pisé ayer?
Pregúntale si quieres
al viento que tuavía juguetea
puel valle, por la puna y por la pampa,
onde mi raza desató tempestades
dominando al río,
jugando a su gusto con la piedra
y elevándose tan alto como el cóndor.
¿Y vos qué, patrón?
vos te ahogas con los tiempos,
yo cabalgo en los siglos,
yo soy dueño de la historia
vos nunca podrás como yo, patroncito,
no podrás, por ejemplo,
musicalizar tu llanto,
ni siquiera endulzar tus alegrías podrás,
ni siquiera pareso que es de hombres nobles
vales.
Sin embargo, y a pesar deso
¡Cholo cobarde me dices!
¿Te has fijau acaso
que tengo los ojos empapaus en llanto,
no de tanto llorar, sino por querer hacerlo?
Puel último si lloro
será porque me duele el corazón,
y el corazón me duele porque
hasta mi Dios me ha traicionao.
Si eso es cierto.
Niel Sol que fue mi Dios
debe el llanto de mi quena,
es por eso que mi llanto
se asemeja en profundo a mi tristeza
y en sublime también a mi dolor.
Con que ya sabes, patrón
El Perú vale por su pasado
y el pasado sólo a mí me pertenece,
Así y no de otro modo es el asunto.
¡Yo valgo más que tú!
Revista Labrador mayo 1992.
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