En todos los tiempos
de vida de los pueblos del Orbe. Nacieron en su seno hijos ya predestinados
para honrosamente, a través de su existencia, llegar a enaltecerlos y encumbrarlos,
grandeza de esos pueblos que siguen disfrutándola hasta nuestros días del final
del siglo XX.
Esa innata y
prodigiosa predisposición que nítidamente aflora en el espíritu de tan excepcionales
hijos, permitió que cada cual con interés y decisión inquebrantable, lograrán capacitase
en uno u otro campo del saber humano para así, unos, brindar a su pueblo los
frutos de su intelectualidad y otros, los logros de su vigorosidad personal.
El departamento de
Cajamarca con su encantadora capital, la ciudad del mismo nombre, proclamada
por la Organización de los Estados Americanos (OEA) "Patrimonio Historico Y Cultural De Las Américas", tiene en su
bella provincia de Celendín al antiguo y hospitalario distrito de Sucre, antes
llamado Huauco. Este bonito y atractivo pueblo serrano ha tenido hijos talentosos
que lo enorgullecieran con su capacidad profesional y con su gallarda bravura
al defender sus derechos inalienables, empleando más el imperio de la razón que
la fuerza bruta; sus hijos de hoy, siguen con lealtad ese noble ejemplo y el
destino de este pedazo de suelo Patrio, permitirá que la bizarría de sus
antepasados se perennice a través del tiempo de generación en generación.
Los hechos
trascendentales de aquellos veteranos y virtuosos Huauqueños, consolidaron por
siempre el anhelo de su pueblo ¡Paz y Felicidad! Sus hijos de hoy y del mañana,
estaremos seguros que sabrán emularlos con hombría y acierto Se amalgaman en
tales realidades la sagacidad que los personificará. el generoso y hondo
sentimiento humano, la cordialidad sin egoísmo ni ambición a lo ajeno, la caballerosidad
y el respeto a sus congéneres, y sobre todo, ser pacíficos y justos en todos
sus actos; sin embargo, también fueron hombres enérgicos e inflexibles en
defender con valor lo suyo cuando estaban en peligro de ser avasallados.
Por referencias de
nuestros mayores, se conoce que por aquellos años de 1880. los Huauqueños.
Concurrieron en masa a las alturas de su pueblo para defender los linderos de
su comuna, colindantes con los terrenos de la hacienda Polloc, propiedad de don
Manuel Cacho Gálvez, encontrándose por esa época en litigio por límites puesto
que el señor Cacho quería introducirse a la propiedad Huauqueña: ocasión en que
la sangre no llegó al río por solucionarse en armonía el litigio que por esos
terrenos existiera, consagrándose así una paz permanente.
Grata la oportunidad
para rememorar la digna personalidad de don Manuel Cacho Gálvez, pues, en ese
álgido momento supo demostrar ser en verdad un hombre de bien. Sin inmutarse ni
insistir que todo estaba a su favor, serenamente, aceptó a los Huauqueños la
línea limítrofe que ellos señalaran, teniendo él la sentencia Judicial a su
favor y contar además con el apoyo de la Fuerza Pública, presente en el lugar
Noble gesto que el pueblo de Huauco supo reconocer y agradecer, como hoy los
sucrenses lo admiran con gratitud.
Posteriormente se
realizó un hecho que también marcó historia en la vida de nuestro pueblo y al que,
en particular, con estas pocas líneas y cuya narración lo íntitulo. "La
Odisea De Tres Huauqueños" Al promulgar se la Ley Vial por el
Presidente de la República. don Augusto Bernardino Leguía Salcedo, los pueblos
del País se apresuraron a construir sus carreteras. Nuestra provincia Celendín,
dio inicio a la suya o sea la carretera Celendín-Cajamarca. Para la ejecución
de los trabajos, la Autoridad competente dispuso que estos partieron de la
capital de la provincia, estando obligados a concurrir a ellos los ciudadanos
de todos los distritos de la provincia en las fechas señaladas.
El distrito del Huauco
tenía en su jurisdicción el último tramo de la carretera por construirse, partiendo
del lugar llamado "La Loma del Indio"
hasta la cumbre de la cordillera "Cumulca",
zona de terreno accidentado y de frígidas alturas, como alejada de los otros
distritos de la provincia. Por esta situación, los Huauqueños dudaron que los
pobladores de los otros distritos siguieran trabajando en la carretera cuando
los trabajos llegaron a su jurisdicción, dejándolos sólo a ellos para que la terminaran,
porque nadie garantizaba lo contrario. Por esta atinada como justa conjetura,
el pueblo del Huauco, con su Alcalde a la cabeza, fue el primero entre los
otros distritos en acudir a los trabajos que obligaba la Ley Vial; pero
aferrándose a trabajar de mutuo acuerdo sólo dentro del tramo que correspondía
a su jurisdicción distrital. Razonable e irreprochable determinación que, al final,
legalmente así se realizara.
Fue por esta acertada
determinación del pueblo huauqueño, que las autoridades de Cajamarca
consideraron tal decisión como rebelión contra el Gobierno y dispusieron el
apresamiento de la autoridad municipal del Huauco. Para tal efecto. según se conoció,
tomaron las debidas precauciones y entre ellas, la sorpresa. Sabían que no era
fácil la detención si el pueblo se enterara de tal propósito demasiado injusto,
como conocían a la vez que siendo gente pacífica, amable y bondadosa, también
lo era audaz, inflexible, temeraria y, sobre todo, unidos hasta las últimas
consecuencias.
Con las medidas de
seguridad que tomaron para el efecto, un día cuya fecha no recuerdo por ser
entonces menor de edad pero que fue por el año de 1919, llegó de Cajamarca al
pueblo del Huauco, un pelotón de gendarmes a caballo, al mando de un oficial
que, desmontando en la plaza de Armas, la ocupó. El citado oficial ordenó en
seguida la presencia del alcalde que era el Contador Público don Manuel Quevedo
Reyna, pidiendo a la vez se presenten las personas notables del pueblo, de
quienes ya tenían sus nombres.
El alcalde, señor
Quevedo Reyna, que recién estaba arribando de su fundo "Cantangito", al enterarse de lo que
ocurría, dejó su cabalgadura en la puerta de su casa y se constituyó al local
municipal. donde ya encontró a don Artemio Rojas Rojas. Ciudadano notable del lugar.
Reunidos con dicho oficial en el local municipal, éste en el breve diálogo que
sostuvieron les hizo conocer la delicada misión que traía y que, cumpliendo con
las órdenes superiores recibidas, procedía a detenerlos. En estos momentos el
ciudadano don Nemesio Díaz Marín, presente entre otros en la municipalidad,
protestó por la detención y pidió alertar al pueblo repicando las campanas de
la iglesia con el consabido toque "arrebato"
que alborota y advierte a la gente de cualquier peligro, actitud ésta que le
valió ser también detenido de inmediato. Con la premura que es de imaginarse en
esas circunstancias, los tres detenidos fueron trasladados a la Sub-Prefectura
de Celendín, pernoctando en la casa del Sub-Prefecto don Julio Merino Mejía,
amigo personal del señor Quevedo Reyna. Al siguiente día fueron conducidos a la
Prefectura de Cajamarca y de allí al puerto de Pacasmayo. donde debían ser
embarcados hacia el Callao con destino, según se comentaba, al penal "El
Frontón" a donde por esas cosas del destino, no llegaron.
Encontrándose ya en el
puerto de Pacasmayo estos tres personajes fueron puestos en libertad, por orden
del señor Ministerio de Gobierno v Policía, doctor Arturo Rubio Lynch, por gestiones
de los familiares del señor Artemio Rojas, conocido del ilustre político
Chachapoyano doctor Rubio Lynch
No fue vana la odisea
de estos tres Huauqueños por defender los sagrados derechos del pueblo que los
viera nacer, pues sus elaborados propósitos se aureolaron con el éxito anhelado.
Hecho honroso este que enorgullece y seguirá enorgulleciendo a todo hijo
sucrense.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario