1909 - ¿…?
Por Olindo Aliaga Rojas y
Gutemberg Aliaga Zegarra.
A inicios del siglo
pasado, Sucre era un pueblo que parecía haberse quedado suspendido en la edad
media, su gente emprendedora estaba acostumbrada a compartir las angustias
comunes; entonces también era costumbre pedir candela al vecino, para encender
el fogón. Las mingas (Degeneración del vocablo quechua Minka:
trabajo grupal, el jornal es pagado con el producto de la cosecha), los
rastrojos (Pasto y restos de maleza que queda después de la cosecha de
maíz), las fainas (Faena colectiva de reparación de los cercos de la
hacienda y fundos), los trabajos de república (Trabajos
comunales en obras de servicio público, como arreglos de caminos y acequias)
fueron el modo de convivencia social.
En esa tierra remota,
donde la naturaleza dibujó bellos y embriagadores paisajes, en cuya flora
exuberante resaltan erguidas las chupanillas(Plantas de flores rojas
de abundante néctar), los hediondos
lirios, el navideño chuñigue (Arbusto silvestre
utilizado como árbol de navidad y adorno de los nacimientos) y los fraganciosos
loros
(Una de las múltiples variedades de orquídea, crece en los cerros altos y es
usado como adorno en los nacimientos), nació el 20 de enero de 1909 la poetisa
Monja Zelada, llamada Felicitas Clementina Zelada Rojas, en el seno de una familia
acomodada. Su padre fue don Daniel Zelada Bazán, un hombre inicuo, impetuoso,
mujeriego y arbitrario. Aficionado en extremosidad a los caballos de paso. Su
biografía está repleta de aventurerismo, todas las anécdotas prendidas a su
vida se componen de acciones reales y tremendas; pues escenificó aventuras
fantásticas que contrastaron con la vida pacífica y tolerante de su esposa
Lucinda Rojas, madre de nuestra biografiada.
Monja Zelada, la menor
de cinco hermanas de matrimonio, fue de tez blanca, al sonreír entre abría
permanentemente sus labios, dándole un aire de fémina atracción.
Sus abuelos paternos
fueron Fernando Zelada y Josefa Bazán.
Según su partida fue
bautizada después de 9 días de nacida en la iglesia matriz de Sucre, antes
Huauco, siendo sus padrinos don Félix de V. Sánchez y doña Dina Chávez. Estudió
la primaria en la Escuela Fiscal, desde el inicio se destacó como una alumna
aplicada con excepcionales dotes para la creación y la versificación.
Víctima de la
limitación de los derechos de la mujer y del machismo presente en la sociedad
misógina de Sucre, no tuvo mayor instrucción que el tercer año de primaria,
toda vez que su padre fue de aquellos que creyeron que las mujeres deben
instruirse sólo para "contar pañales
y hasta que sepan firmar su nombre".
Monja Zelada y grupo de pastoras que dirigía. |
Después de una
duradera relación amorosa con Augusto Gil Sánchez contrae matrimonio. Su
relación matrimonial no fue buena debido a la brecha económica que lo
diferenciaba de su esposo sobre quien ejerció dominación y lo trató con
desabrimiento encarándole su condición de mujer adinerada.
La situación explosiva
que le imprimió a su relación matrimonial terminó rindiéndolo a su esposo que
optó por separarse de la poetiza.
En 1945, escribió un
extenso poema dedicado al doctor José Clodomiro Chávez Mariñas con ocasión de
su visita proselitista a Sucre.
Libre de las ataduras
del matrimonio viaja a la ciudad de Lima, la capital lo deslumbró y leía todo
impreso que cayó en sus manos e ideó la preparación del pulitón a base de cáscara de huevo y ceniza.
Pronto se cansó de la
vida agitada de Lima y se embarcó rumbo a Huánuco, en la ciudad de la Bella
Durmiente se relacionó con la Colonia sucrense, dedicándose al comercio,
posteriormente conoce al señor Francisco Marín con quien entabla relaciones y
como producto de esa relación nace su única hija Delia Marín Zelada; tras
varios años de residir en Huánuco se traslada a Lima junto con su hija,
instalándose en un conocido barrio capitalino.
Con la intención de
pasar el último período de su vida en el seno de su tierra amada retorna el año
de 1985; pero el deseo de la poetisa se vio truncado debido a la soledad en que
vivía y porque su hija la llevó a su lado.
Inquieta y trabajadora
y no obstante su avanzada edad la poetisa decide hacer labores de vigilancia en
una propiedad de su hija.
Nada hacía presagiar,
cuando un delincuente, protegido por la oscuridad de la noche ingresó
sigilosamente a la propiedad y dio muerte a Monja Zelada, representante de la
poesía sucrense, la acción del desalmado delincuente tuvo lugar en la ciudad de
Lima; sus restos descansan en el cementerio de esta capital.
SU LEGADO POÉTICO
Monja Zelada Rojas. |
La producción
literaria de la poetisa autodidacta Monja Zelada, como la obra de varios
intelectuales sucrenses está desaparecida, es básicamente mística y está
orientada a exaltar las fiestas cristianas de Corpus Christi y la Navidad. Por
cada verso de su poesía corría la vena recia de la mujer fuerte, quizá aquella
de la historia que presenció la muerte de su marido y de su hijo.
Clementina Zelada con
su poesía transitó los tortuosos caminos de la política y se declaró Chavista,
acuñando la frase "Chávez y Prado", frase que más de una vez hizo
temblar a los shilicos, e inspirada
en la figura imponente del Dr. Clodomiro escribió un extenso poema, en el mismo
derrama donosura, malicia, bravura, fuerza, genio, amor, esperanza; pero no
resignación.
De acuerdo al
testimonio irrecusable de quienes fueron sus contemporáneos y testigos de su
vida, Monja Zelada fue durante su paso sobre la tierra de Sucre, la figura
femenina que llenó con el eco de su nombre vastos espacios, inclusive en la
provincia de Celendín y ninguna otra mujer de su pueblo lo aventaja en
nombradía.
Su palabra se torna
festiva de alegría y de ser profundamente católica, nace desde sus entrañas
calientes, es anhelante, calor y emoción a la vez que aflora natural y
espontáneamente.
En sus versos con más
humanidad que santidad piensa en Jesús y espera de Dios cuando dice:
"Son las doce de la noche
el niñito va a nacer
y hasta los esclavos
libresitos quieren ser".
En otros versos la
poetisa se muestra humilde y dadivosa, echa mano a los elementos de su entorno
cotidiano, en el siguiente quinteto escrito de modo improvisado quedó plasmada
su capacidad creadora:
"Soy la china vaquera
venida desde la orilla
por eso de regalo
niñito te he traído
una muñeca de mantequilla".
En otro poema con amor
intenso y fe profunda en San Antonio, la poeta canta en hermosos versos:
"La ropita de San Antonio
no se lava con jabón
sino con agua florida
que llega al corazón".
Monja Zelada, es una
poetisa natural que improvisaba sus poemas y es la representante más ilustre de
la mujer sucrense y con justo orgullo Sucre glorifica su nombre.
De libro Personajes de la Historia Sucrense.
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