Autor: Reinhard Seifert
Sucre, un distrito de
Celendín, antes El Huauco — tiene un enorme potencial ganadero. La pregunta que
surge es cómo desarrollar una actividad lechera que sea rentable y que
contribuya al autosostenimiento de la familia campesina. Para entender lo que
pasa a nivel local es necesario explicar las políticas agrarias a nivel
nacional y mundial.
Fue evidente que
durante el pasado, las últimas décadas y menos ahora, ni el Perú ni el distrito
de Sucre fueron una isla de las políticas agrarias. Lo que paso en el mercado
mundial del inmediato tuvo su repercusión en el desarrollo del agro peruano y
así sucesivamente, lo que sucede a nivel nacional en algo tienen que ver las
regiones. Cada una de ellas con su especialización, sea en leche o en cultivos
para la exportación.
Históricamente
hablando, el mundo entero demostró un hecho irrebatible: que el eje del
desarrollo agrario se muestra en la familia campesina; cuyo capital en tierras
y ganado están asociados y relacionados a la posibilidad de intercambiar los
productos en el mercado y disponer de la totalidad de ellos; fue la clave.
El agro peruano y el
distrito de Sucre es competitivo si podemos romper un cuello de botella
esencial, el de la recuperación de la fertilidad del suelo. O sea, en otras
palabras, el suelo de Sucre está muy gastado, no tiene fuerza ni existen las
cantidades en fertilizantes químicos — por ser inaplicables y caros — que
podrían devolver a la tierra su esplendor y riqueza. Empero, basta encontrar
una solución campesina.
Un sistema agrario
está compuesto por varios sistemas de producción, los que permiten al campesino
producir lo suficiente para el autoconsumo y una parte, o el excedente, para
venderlo en el mercado. De modo que en la práctica, se plantea introducir una
fertilización orgánica que renueve a las parcelas y un medio de lograrlo es
mediante el ganado vacuno, principalmente, abundante productor de estiércol. No
cuesta nada al campesino. Solamente se invierte una suma de dinero en la compra
de semillas de pastos mejorados (p.e. festuca arrundinacea, dactylis glome
rata, y trifolium repens), adaptados a las condiciones ecológicas de la zona de
Sucre. De hecho, un pasto perenne y que soporta la sequía nunca más hará
sufrir, por escasez de alimentos, al ganado.
Y el pasto, al ser
ingerido por la vaca lechera, se transforma en deyecciones animales, el mejor
fertilizante y el más barato del mundo. Y en grandes volúmenes. Todos los
campesinos de Sucre quieren su huaylla o el buen pasto. Ayudémoslos a que lo
consigan. Así mismo, esto tendría un efecto multiplicador en el rendimiento
lechero y en los rendimientos de los cultivos de pan llevar.
Ciertamente, este
proceso de intensificación de la tierra también aumenta la producción y
productividad, es decir al poder tener más vacas lecheras en las mismas
parcelas, el volumen actual y promedio de 20 000 litros anuales (por
trabajador/ campesino) crece paulatinamente.
¿Y qué pasa con el
precio de la leche, la otrora manzana de discordia? Alrededor de los últimos
veinte años, por lo menos, este fue estable en relación al dólar americano
(tendencia entre 0.17 - 0.23 centavos). Actualmente se mantiene más o menos
0.20 centavos de dólar, como costo de producción podemos deducir que es
aproximadamente el 40% de esta cifra. Por ello hay una ganancia. A la vista
salta la pregunta, ¿por qué en Sucre no podemos aumentar la producción lechera?
Son las condiciones
desfavorables de comercialización — NESTLE (Incalac) como empresa transnacional
más bien fue una traba — que impidió un mayor desarrollo lechero, Durante
décadas se importó leche en polvo subsidiada, vale notar más barata proveniente
del mercado mundial, Nunca hemos tenido una política agraria que haya
favorecido la producción, nosotros tuvimos — hasta ahora — una política
económica urbana, dejando de lado al campesino.
Al carecer de una
política favorable hacía los campesinos, los demás cuellos de botella que
estorban a la producción lechera se cantan solos: el minifundio extendido, no
contamos con centros de investigación, no hay servicios agropecuarios serios
que podrían capacitar y educar al productor en temas de gestión, manejo y uso
de la guadaña. Esta última permitirá acrecentar la superficie cultivada por el
mismo campesino. En efecto aquí se requiere de una base forrajera, mejor dicho
un excedente, imposible de constatar con las especies o variedades de pastos
que contamos en la zona de Sucre.
Las condiciones
políticas hay que cambiarlas poco a poco con la presión de los productores y
luchar por la autosuficiencia alimentaria. Es posible. Tenemos la suficiente
capacidad y destreza.
Una última propuesta
es la de instalar pequeñas empresas queseras.
Con una inversión
inicial de aproximadamente $ 3000 (Tres mil dólares americanos) para que
procese 300 litros de leche diarios, habrá una buena ganancia sobre todo para
los ganaderos que viven lejos de las llamadas rutas de acopio.
Cabe resaltar desde
ahora hay que pensar en dos tipos de quesos: semiduros y duros, los que no se encuentran
fácilmente en el mercado. Esto sería un nicho del mercado. Aquí la competencia
consiste en ofrecer un producto que otros no venden.
Sucre y su valle
espléndido nos invitan a permanecer por más tiempo. Con nostalgia recordamos
nuestros paseos y las conversaciones con muchos campesinos, quienes ayudaron en
comprender una realidad tan disímil en relación a otras partes del Perú, pero
encantadora.
Fuimos encandilados
por su belleza y encanto. Regresaremos siempre.
De la revista El Labrador, mayo 1999.
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